Diario de León

Tribuna | Influencers y Farmacia

Publicado por
Javier Herradón Muñoz | Presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León
León

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La ignorancia es la madre del atrevimiento o de todos los males, según se mire. Porque en la sociedad 4.0 parece que cualquier persona, con la suficiente popularidad y los medios tecnológicos necesarios a su alcance, puede jugar a ser Asclepio y brindar a todos sus seguidores las herramientas necesarias para una excelente salud.

Desde hace tiempo, los llamados influencers han acaparado gran parte del espectro de la confianza de la sociedad a través de las redes sociales, hasta tal punto que incluso la mayoría de las empresas dejan su imagen y prestigio en manos de personas sin preparación especializada, donde antes era necesario, como mínimo, un título universitario, ahora sólo se necesita un numero determinado de seguidores.

El caso es que la confianza requiere fiabilidad, algo que necesariamente implica una especialización. Pues bien, teniendo en cuenta que influencer es un anglicismo sin adaptar para el que la única alternativa es influyente, debemos pensar que estamos dejando nuestras vidas en manos de personas que ejercen su influjo, sin disponer de la capacitación necesaria para ello; sin olvidar que sus opiniones no son siempre desinteresadas.

¿Lo estaremos haciendo mal?

Si, lo hacemos mal porque la publicidad dirigida al público de los medicamentos que no necesitan receta si está permitida, pero muy controlada, y lo hacemos mal también cuando, a pesar de que la publicidad de los medicamentos con receta está prohibida al público general, permitimos que los influyentes nos recomienden qué debemos tomar, como y cuando; porque para esto es necesario el diagnóstico y prescripción de un profesional sanitario acreditado. De lo contrario, las consecuencias serán para la salud.

¿Estamos dispuestos a asumir este riesgo sin tomar medidas? Sabiendo, por ejemplo, que de no tomar estas medidas ante la difusión del consumo de antibióticos, en 2050 la resistencia antimicrobiana podría causar 10 millones de muertes al año.

Y digo medidas porque según el Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria, salvo lo establecido en el artículo 3.1 de este Real Decreto, queda prohibida cualquier clase de publicidad o promoción directa o indirecta, masiva o individualizada, de productos, materiales, sustancias, energías o métodos con pretendida finalidad sanitaria en los casos que pretendan aportar testimonios de profesionales sanitarios, de personas famosas o conocidas por el público o de pacientes reales o supuestos, como medio de inducción al consumo.

O lo que es lo mismo, queda prohibida la influencia en su consumo.

En caso de duda, no acuda a internet, «consulte a su farmacéutico».

Porque en la salud no todo vale y debemos cambiar la palabra consejo por consejo farmacéutico; o por prescripción médica. Algo que lleva implícito el sello de garantía y seguridad. Solo así podremos defender nuestra salud.

Y nadie mejor en defensa de la salud que el Ministerio de Sanidad que, ha recogido nuestra denuncia de estas prácticas influyentes de dudosa legalidad y tras estudiar el caso, nos ha dado la razón y se ha puesto manos a la obra para ponerlas fin.

Como la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) que ha cerrado webs de medicamentos ilegales y según la Dirección General de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia «se ha requerido a Youtube para que proceda a la retirada o imposible el acceso a los mismos, de contenidos relativos a la promoción de diversos medicamentos de uso humano autorizados en España, tanto de prescripción como de no prescripción, realizada por terceros distintos a los laboratorios farmacéuticos responsables de los mismos».

La labor de un influencer en este sector debe servir para difundir campañas sanitarias, novedades científicas, avances… bueno, en una palabra difundir la importancia de la salud.

Siempre respaldado por la seguridad y credibilidad de un profesional sanitario, experto en el medicamento, que está al servicio de la salud del paciente 24 horas, 365 días al año. Por eso, en caso de duda, no acuda a internet, «consulte a su farmacéutico».

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