Diario de León
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La carretera N-120 Logroño-Vigo es la arteria vertebradora de la economía leonesa, el eje vial que comunica León con Astorga y Ponferrada. Por ella discurre diariamente la mayor parte del tráfico comercial, industrial y particular que genera la economía y la sociedad provincial. Y ese tráfico tiene su origen en la capital y, en su mayor parte, en el centro de la capital. Y ese tráfico atraviesa, como un insalubre colector, el corazón mismo de un barrio llamado Trobajo del Camino. Por la calle que es su arteria principal, Párroco Pablo Díez y que debiera ser, como lo es Ordoño en León, una calle de encuentro de la comunidad de residentes, despejada de tráfico pesado, con espacios ajardinados, un lugar amable para hacer compras y disfrutar distendidamente con los vecinos.

Pero, no, esa calle es una travesía colapsada por un tráfico continuo, en gran parte pesado, una contaminación insoportable y unas aceras minúsculas que obligar al caminante a restregarse contra las paredes de las edificaciones. Una calle que desde hace dos años es propiedad del municipio de San Andrés y por tanto no le caben ya excusas a sus munícipes para avanzar en el remedio de esta situación que perjudica gravemente a los residentes en dicha calle y en todo el barrio.

Porque la calle Párroco es la que genera la mayor densidad de residentes, la mayor densidad de locales comerciales y el mayor tránsito de personas. Y, por tanto, debiera ser tratada con la atención que merece cualquier Calle Mayor de un núcleo urbano, apostando por la reducción o eliminación del trafico, primero el pesado y después el particular, y su conversión en un calle para disfrute de la ciudadanía y generadora de vitalidad para una comunidad.

Párroco Pablo Díez debiera ser, como Ordoño en León, una calle de encuentro de la comunidad de residentes, despejada de tráfico pesado, con espacios ajardinados, un lugar amable

Así que los intereses de los ayuntamiento de San Andrés y León debieron confluir hace mucho en buscar una solución común a ambos problemas, descongestionar el trafico de la calle Párroco y encauzarlo desde la capital hacia la N-120. Hasta un niño de preescolar, puesto delante de unos planos aéreos del alfoz de León, vería que la solución es fácil: prolongar la calle Orozco que entronca directamente el centro de la capital con la Raya de Trobajo hasta su unión con la carretera de Astorga, a través de un descampado sin urbanizar, las eras del barrio de la Vega.

Pues bien, esa solución tan sencilla fue puesta en bandeja por el Ministerio de Fomento en el Proyecto de Soterramiento del Ferrocarril en León en 2002. Una de cuyas actuaciones era construir un puente sobre la línea de ferrocarril en dicha prolongación de la calle de Orozo. Esta actuación, incluso se mantuvo activa cuando se mutiló el plan inicial de soterramiento en 2015. Pero misteriosamente se deja de hablar de ello y se olvida por completo cuando empiezan las obras en 2018-19. Y nadie, ni políticos ni periodistas de San Andrés ni de León la reivindica ni la exige.

¿Qué misterio se oculta aquí? se pregunta este comentarista que ha seguido el proceso de soterramiento muy de cerca desde su inicio, ya que también fue miembro de la Coordinadora León Oeste que en 1998 se formó para exigir la supresión del paso a nivel de el Crucero.

Solo caben dos hipótesis,

a) El proyecto se cancelo a propuesta de Adif y el equipo de gobierno de San Andrés lo aceptó con indiferencia, sin rechistar y la oposición lo aceptó de igual modo sin exigir una explicación. Lo cual proclama una grave irresponsabilidad de los componentes de la Corporación hacia los intereses de sus electores de Trobajo.

b) Que esa conversión de la calle Orozco en vial de descongestión del tráfico de Párroco perjudica los intereses privados de algún mandatario municipal de San Andrés o de León o quizás de la Diputación o la autonomía. Alguien que, como por desgracia es habitual en estas lindes, supeditó su deber de promover el interés de la mayoría de sus electores a sus propios intereses personales.

No es mi cometido propalar la identidad del supuesto culpable de la paralización de ese proyecto, vital para el bienestar de la ciudadanía de Trobajo. Pero invito a la clase política de ambos ayuntamientos y a la clase periodística, (como también lo he hecho a la clase jurídica a tomar carta en este lamentable asunto de la Integración del Tren) a que usando debidamente sus derechos profesionales, se investiguen seriamente los hechos y se develé el misterio de porqué se consintió sin oposición en la cancelación del proyecto de edificar un puente sobre la prolongación de la calle de Orozco, un proyecto cuya anulación supone grave perjuicio para la ciudadanía de León y más aún para la ciudadanía de Trobajo,

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