Diario de León

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Hace año y medio, ¡año y medio!, escribíamos en esta misma tribuna un artículo de opinión bajo el título Desenmascarando el sanchismo en el que decíamos que al Gobierno de Felipe González podía identificársele como la etapa de la tres ‘c’, por lo del cambio de ‘casa’, cambio de ‘coche’ y cambio de ‘compañera’; al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, como la etapa de las tres ‘m’, por aquello de las ‘mentiras’, la ‘manipulación’ y el ‘marketing’; y al (des)Gobierno de Pedro Sánchez, como la etapa de las cuatro ‘n’, por eso de ‘nene’, ‘nini’, ‘no es no’ y ‘na de na’.

Sin embargo, a la vista de las múltiples ocurrencias del sanchismo, hemos de reconocer que nos quedamos bastante cortos. La del ‘doctor cum fraude’ será la etapa en la que, además de apropiarse —plagiar— las tres ‘m’ de ZP —todo es bueno para el convento—, ahora se añade la ‘nn’.

La ‘nn’ no es una cadena de televisión, aunque algunos lo quisieran. Tampoco es una referencia a la ‘nación de naciones’, por la que tanto suspiran otros. La ‘nn’ es el penúltimo invento de los mesnaderos monclovitas. La ‘nn’ responde a las iniciales de la ‘nueva normalidad’, acuñación muy al gusto de esa ingente tropa que enreda desde La Moncloa, con la que disfrazar ocultas y retorcidas intenciones: «establecer una dictadura encubierta, un régimen autoritario. La evidencia de esta sucia maniobra es tal que lo llaman ‘nueva normalidad’» (J. Vilches).

Si hay una palabra que no admite adjetivación con el atributo ‘nueva’ es el de ‘normalidad’. Hablar de ‘nueva normalidad’ es lo mismo que rechazar la normalidad anterior, lo que sería una anormalidad para quien así se expresa, o bien querer imponer, a partir de esa anterior normalidad —si se acepta como tal—, una anormalidad, pero para ello es necesario camuflarla bajo el neolenguaje de la ‘nueva normalidad’.

Por lo tanto, ¿somos o no somos normales? Si ya lo somos no se requiere una ‘nueva normalidad’, y si no somos normales, está claro que somos anormales, de ahí que los mercenarios de la ‘factoría Redondo’, con el ‘nuevo descubrimiento’, quieran hacernos atravesar el ‘mar rojo’ camino de la tierra prometida: la ‘nueva normalidad’.

Ahora bien, siguiendo la argumentación, es evidente que se es, o no se es, normal. No se puede ser normal y dejar de serlo para pasar a ser ‘nuevo normal’. O bien se es normal, y pasar a la ‘nueva normalidad’ sería dejar de ser normal para abrazar la anormalidad; o bien se es anormal y debemos dejarnos conducir hacia la normalidad, lo que a los monclovitas les ha dado por bautizar como ‘nueva normalidad’.

Tampoco puede ser que una persona sea, a la vez, normal y anormal; salvo excepciones, los bifrontes, los esenciales y fundamentales.

La ‘nueva normalidad’ institucional debe de consistir en que la misma persona acapare la Jefatura del Estado, presidencia del Gobierno y presidencia del Congreso, órgano donde el ‘caudillo Sánchez’, con gestos dirigidos a su acólita que ocupa el sillón presidencial de la Cámara, indica el final de las intervenciones de los señores diputados cuando le resultan molestos.

La ‘nueva normalidad’ política debe de consistir en volver al viejo cordón sanitario —Pacto del Tinell—, con el que romper los gobiernos de coalición PP-Cs, especialmente en la Comunidad de Madrid, «sueño imposible del sanchismo» (J. Cacho), dejándose querer, para ello, por un hostil y desleal Ignacio Aguado.

La ‘nueva normalidad’ económica debe de consistir en socavar los cimientos de una economía libre de mercado para reemplazarla por otra subsidiada y controlada.

La ‘nueva normalidad’ empresarial debe de consistir en la expropiación de materiales adquiridos por las empresas para proteger a sus trabajadores y prohibir los despidos por decreto.

La ‘nueva normalidad’ social debe de consistir en crear un modelo de sociedad asistencial, de ciudadanos amansados y estabulados en nuestras casas, con las libertades recortadas y dependientes del maná social-comunista, fórmula con la que acallar el descontento.

¿Será la ‘nueva normalidad’ la dictadura perfecta con apariencia de democracia descrita por Aldous Huxley en Un mundo feliz ? ¿Quiénes pertenecerían a la categoría Alpha y quiénes a la Beta, Gamma, Delta o Épsilon? ¿El pesebre sustituye al soma?

La ‘nueva normalidad’ será la de una irresponsable crisis institucional —ninguneo a la Corona, Congreso, Senado, Poder Judicial, y desprestigio de la Policía Nacional y Guardia Civil—; la ‘nueva normalidad’ será la de una permanente crisis política —ruptura de consensos, ofensiva independentista y prácticas antidemocráticas—; la ‘nueva normalidad’ será la de una peligrosa crisis social —protestas laborales, brotes de violencia callejera y manifestaciones contra el (des)Gobierno del ‘trolas’—; la ‘nueva normalidad’ será la de una larga crisis económica —cierre de empresas, paro y pobreza—; la ‘nueva normalidad’ será la de ignorar la profunda crisis moral —carencia de principios y valores éticos— que corroe a la sociedad española. La ‘nueva normalidad’ será, pués, imponerse el rupturismo al constitucionalismo, fracturar la convivencia, dividir a los españoles —volver a las dos Españas—, consolidar la involución democrática, vivir en la inestabilidad, olvidar la concordia de la Transición del 78 y retornar al guerracivilismo del 34. Un coctel explosivo de impredecibles consecuencias.

¿En la ‘nueva normalidad’, Ciudadanos será el libro de bolsillo del sanchismo? ¡Qué decepción! ¿En la ‘nueva normalidad’, Más País, Compromís, Teruel Existe, el PRC, CC, y NC serán los marcapáginas del sanchismo? ¡Qué humillación!

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