Diario de León

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Ni tenemos remedio ni lo vamos a tener. Y estas cosas, en nuestro querido país, siempre las hacen los mismos y siempre las hacen y las dicen fuera de España. En el periplo vacacional del presidente Sánchez en Estados Unidos (ejemplo de viaje exitoso) de hace unos cuantos días, no podía faltar una ¿rueda de prensa? que él, ya digo, utiliza habitualmente para meterse con la oposición. Por supuesto, sin admitir preguntas, como es costumbre en la casa. Dicho de otro modo, libertad total a los periodistas.

¡Qué obsesión tiene este hombre con la oposición siempre personalizada en el PP! Ya resulta enfermiza. Pero está él para que le toquen el tema de la sanidad, ya te digo.

Tenemos los españoles la desgracia de tener este presidente de Gobierno y, si no ocurre una hecatombe, nos queda un rato largo. Mientras tanto, nuestra querida derecha, o similar, anda a la gresca para no perder la costumbre y para seguir perdiendo votos. ¿Qué diantres les pasa a estos, que cuando se acerca la posibilidad de ganar el poder, cuando lo ven cerca, organizan entre ellos sus propias escaramuzas que favorecen al adversario. Y así llevamos tiempo y tiempo y tiempo.

Pues este presidente nuestro, después de darse matrícula de honor en cuanto a la gestión de las vacunas y proclamar al mundo que él y su gobierno están haciendo las cosas de cine, es decir, que están cumpliendo, fue receptor de un abucheo popular, en la bella Plaza Mayor salmantina, cuando ha celebrado la reunión de los presidentes de comunidades autónomas (uno no asistió a esa reunión). Esas cosas de los abucheos a él no le importan. El dice que tiene razón y sigue en su triste huida hacia adelante. Ya hace unos días, y por supuesto fuera de España, dijo con toda seriedad que ellos cumplían y que la oposición solo grita.

¿Pero qué pasa con la ciudadanía cuando escucha, ve y lee todas estas cosas? Sencillamente que está muy harta. Hasta insignes personajes del color político del presidente comentan de su hartura (la de ellos, no la del presidente). Siempre en petit comité, claro, no sea que se entere el amo de la finca y la tengamos.

Está viviendo España un auténtico sin vivir. Y lo malo de todo ello es que el personal se va acostumbrando a esta situación y protesta por dentro porque no se atreve a hacerlo por fuera. Ni los más viejos de nuestra nación recuerdan una situación similar. Dicen los expertos, ¿expertos en qué?, que estamos al límite y que la solución tiene que venir de la mano de Europa que, por cierto, es todavía más lenta en sus decisiones que el caballo del malo.

Y así va transcurriendo esta vida nuestra llena de sinsabores y no teniendo claro cual es, de verdad, el rumbo a seguir. El único que lo tiene claro es el presidente. Él quiere el poder y no lo quiere perder por nada del mundo. Los demás van, vamos, como pollos sin cabeza sin saber qué es lo que hay que hacer y cuando.

Escribo esta Tribuna, cuando se había dado por finiquitada la temporada política y las gentes salían disparadas hacia las vacaciones. Todos con la ilusión puesta en el deseado Septiembre que supondrá el pistoletazo de salida de la nueva temporada.

¿Y como se presenta el otoño, muchos años llamado caliente y que este 2021 está que echa chispas. Pues será más de lo mismo. Aunque todo el mundo reconoce que el vaso se está colmando y corre serio peligro de derrame. Que conste que el que avisa no es traidor.

Y si por lo menos nuestros atletas, que son, hay que decirlo, buenísimos, nos hubieran traído un zurrón de medallas de Japón 2020 habría sido un alivio para los muchos seguidores de esos Juegos Olímpicos. Claro que la medalla de oro, de la vacunación ya se la ha adjudicado Sánchez. Qué rata el tío. Sin despeinarse. Pero bueno, ya saben, ellos, el Gobierno cumple. La oposición grita.

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