Diario de León

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Una España rota y en bancarrota. Este sería el legado que los Picapiedra, Pedro & Pablo, nos dejarían a los españoles. «Gentes como Pedro Sánchez, que se cree el jefe del Estado, y Pablo Iglesias, que aspira a presidir una república plurinacional, se han cobrado la pieza del emérito y ahora irán a por el Rey jaleados por personajes de la estofa de Torra, Junqueras y Otegi, los socios de un Gobierno diseñado para destruir y hundir España en la miseria» (P. Planas).

Napoleón Sánchez, quien cínicamente decía que «no me verán en operaciones contra la Corona», sin embargo, calificaba diversas noticias publicadas sobre Don Juan Carlos como «inquietantes y perturbadoras», y presionaba al Rey Felipe VI urgiéndole a tomar decisiones contundentes contra su padre. ¡¡Qué obsesión la del ‘nene’ con querer ‘matar al padre’ para ocupar su lugar!! Lo hizo en el partido al ser nombrado secretario general transformando al PSOE en el PS —imponer el olvido a Felipe por un inolvidable Pedro, o lo que es lo mismo, reemplazar la socialdemocracia felipista por el socialismo sanchista preconstitucional y antidemocrático—. Volvió a hacerlo con su antecesor en la presidencia del Gobierno de España —relevar a Rajoy para instalarse Su Persona en la Moncloa, cambiando un Gobierno estable por un desGobierno inestable—. Lo repitió con el dictador Francisco Franco cuando decidió exhumar su cuerpo del Valle de los Caídos —‘matar al muerto’, algo así como vencer al vencedor, deslocalizando el cadáver a modo de acto simbólico de victoria guerracivilista, como también son actos simbólicos contra la Transición deslocalizar al Rey emérito como moneda de cambio para la aprobación de los presupuestos, y su caprichosa ansia por veranear, a cuerpo de rey, en La Mareta, la casa del padre—.

Por contraposición, ¿cuál sería el legado que los Picapiedra, Pedro & Pablo, nos dejarían a los españoles? Una España rota y en bancarrota

Ahora, para acercarse a la jefatura del Estado —objeto de deseo—, por medios ruines y ocultándose tras su figura, ha forzado al rey Felipe VI para que sea éste quien aparezca públicamente como el único autor del destierro de su propio padre, el padre de la nueva España que durante cerca de cuarenta años hemos podido disfrutar en paz, concordia y libertad, y que algunos pretenden destruir para imponer la vieja España de infausto recuerdo de inicios del siglo pasado. Pero en su naturaleza existe un objetivo final —saltar la última valla—, asaltar la más alta Institución del Estado para entronizarse definitivamente en el lugar del padre y aparecer en la TeleCIS como el nuevo padre de la Patria. No cesará en su empeño, pues autoritarismo, franquismo y sanchismo son lo mismo. ¿Nos sorprenderá algún día vestido con el uniforme de capitán general? Sería la culminación política de un complejo de Edipo no superado —reiteración de comportamientos—, a causa de una inmadurez personal —lucha persistente contra la figura paterna y deseo compulsivo de suplantarlo—, con notorio complejo de inferioridad —necesidad de falconear para sentirse por encima de los demás—, debido a una fijación patológica —obsesión por ser centro de atención en actos oficiales—, en las etapas iniciales del desarrollo de la personalidad —regresión al pasado con el fin de instaurar un régimen republicano—. A Freud no le hubiera faltado trabajo en España.

Aunque don Juan Carlos ha tenido que abandonar España, temporalmente, para no dañar a la Corona, su legado en el desempeño de sus funciones públicas como Jefe del Estado quedará para siempre en la Historia. «Sin su poder y su voluntad no se habría abierto rápida y felizmente el camino a la democracia en España. Sin la admiración que causaba en el exterior y el despliegue internacional que lideró, España no habría ocupado el lugar que, durante todos estos años, ha ocupado en el mundo.

Sin su forma ejemplar de ejercer la misión que la Constitución asigna a la Corona y a su titular, los españoles no habríamos disfrutado de las libertades y el bienestar de que hemos gozado durante todos sus años de reinado» (D. Berzosa). No se puede decir tanto con tan pocas palabras.

Por contraposición, ¿cuál sería el legado que los Picapiedra, Pedro & Pablo, nos dejarían a los españoles? Una España rota y en bancarrota. Sin embargo, ‘no caerá esa breva’ por mucho que sus mercenarios maquinen y hayan puesto la directa y pisado el acelerador, sin importarles la multicrisis a la que, por ineptitud e incompetencia, han llevado a España. Ellos son responsables de la crisis sanitaria, mal gestionada, camino de los 50.000 fallecidos y con un alto número de sanitarios infectados. Son responsables de la crisis económica, con una caída histórica del PIB, subida irresponsable del techo de gasto, elevado déficit y deuda millonaria. Son responsables de la crisis financiera del Estado, rescatado con 140.000 millones de euros del fondo europeo de recuperación, 24.000 millones de euros del Mede, 20.000 millones de euros del Sure, 14.000 millones de euros de remanentes de los Ayuntamientos… Son responsables de la crisis social, donde problemas de convivencia, fracturas familiares, aumento del paro, protestas y pobreza no han hecho más que empezar. Son responsables de la crisis institucional, por un contínuo ninguneo a las altas instituciones del Estado. Son responsables de la crisis política, provocada por la ruptura del consenso, resurgir del cordón sanitario a partidos constitucionalistas, ofensiva separatista, falta de lealtad con el jefe de la oposición y ejercicio de prácticas antidemocráticas. Son responsables de la crisis constituyente, estrechamente vinculada a la crisis territorial, de las que callan y deliberadamente ocultan sus intenciones. Y son responsables de la mayor crisis moral y educativa nunca conocida por la sociedad española, donde principios y valores éticos han dejado de ser guía de conductas ejemplares, mientras se empatiza con terroristas y golpistas. Este será su legado, una España en crisis, rota y en bancarrota.

Madre, ¡qué razón tenías! No hiciste ningún doctorado, pero viviste el pasado.

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