León-Benavente: diligencia en las obras que debe aplicarse en la otra plataforma

La autovía León-Benavente vuelve a ser de 120 tras más de un año de limitación a 100 kilómetros por hora en el tramo hasta adentrarse en la provincia con Zamora. Esa imposición que llegó en la primavera del año pasado por parte del ministerio que entonces dirigía Íñigo de la Serna era, pese a todo, el menor de los problemas con los que se encontraban los conductores que transitaban por un vial tortuoso que había llegado hasta límites de degradación realmente vergonzosos y que, finalmente, tras una oleada de críticas y una fuerte presión social y mediática, más que política, obligó a Fomento a actuar.

Después de meses de espera por la tramitación administrativa, las obras de restauración del firme y asfaltado avanzan ahora a buen ritmo y es más que previsible que concluyan incluso antes del plazo fijado. Eso en el caso de la plataforma izquierda, en sentido ascendente, porque apenas quedan por ejecutar los trabajos en 20 kilómetros de los aproximadamente 53 afectados.

Pero no ocurre lo mismo en la de bajada hacia Benavente. Licitado el proyecto en enero pasado, todavía está pendiente de adjudicación, algo que debería resolverse de manera inmediata para evitar llegar a otro verano obligando a los conductores a compartir plataforma para circular en ambos sentidos, lo que supone no sólo una incomodidad, sino un riesgo extraordinario, sobre todo cuando la intensidad del tráfico, que es alta todo el año, alcanza su cota más elevada. Por eso los veintiocho meses de plazo fijados para la conclusión de los trabajos a partir de la adjudicación es no sólo innecesario a la vista del ritmo y la eficacia con la que se está trabajando ahora sino absolutamente inadmisible.