Diario de León

Publicado por
Julio Ferreras exdirector del Conservatorio de León
León

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E l pasado 2 de abril, tuvo lugar una brillante versión del Requiem mozartiano (una de las obras maestras de la música sacra), en el Templo de la música de nuestra ciudad. A lo largo de mi vida, he tenido la dicha de asistir, en diversas ciudades, a interpretaciones memorables de las más grandes obras de la historia de la música. Pero lo que ha atraído mi atención e interés, aquí, una vez más, es que también, en la ciudad de León, es posible escuchar muy dignas versiones de obras tan complejas como el Requiem de Mozart (para solistas vocales, coro y orquesta), a cargo de músicos leoneses, no considerados profesionales (de «profesión»), salvo excepciones, pero netamente profesionales debido a su evidente «profesionalidad». Y en ello reside el gran mérito de las diversas actuaciones de este tipo celebradas en León.

Comenzando por el director, David de la Calle, ha demostrado ya, en nuestra ciudad, su profesionalidad y su entrega en favor de la música, en varias ocasiones, y lo demuestra en su trabajo diario con ese Coro de Niños Ciudad de León y otras actividades, en la Escuela Municipal de música. La fuerza y el entusiasmo que impone David en sus actuaciones, unido a su buen hacer, son bien evidentes por sus resultados, ya que logra trasmitir todo ese bagaje musical que lleva consigo, tanto a los músicos que tiene delante, como al público, el cual ha sabido, una vez más, comprender y agradecer todo ese gran trabajo y esfuerzo en conjunto, a juzgar por la calurosa acogida y la respuesta de los asistentes, con sus aplausos y el lleno del Auditorio. Es verdad, además, que pudimos asistir a una versión singular, gracias a ese coro de Niños (en lugar de las voces de sopranos y contraltos), y a esa orquesta conformada por la Camerata Clásica de Ponferrada y la intervención de los instrumentos de viento de la Unidad de Música de la Academia Básica del Aire en León. En cuanto a los solistas vocales, los cuatro entusiasmaron al público leonés, y no solo porque tres de ellos eran leoneses, sino por su brillante actuación.

Es justo afirmar, pues, que el 2 de abril, tuvo lugar uno de los acontecimientos músico-culturales más importantes que se pueden llevar a cabo, en la ciudad, debido a la solemnidad y la particularidad del acto en sí. La música es simplemente sublime y única, en especial cuando se interpretan obras, como el profundo y entrañable Requiem de Mozart, en todo su poderío musical, con intervención de solistas, coro y orquesta, todos bajo la batuta de un director. A este respecto, el público leonés ha demostrado, en multitud de ocasiones, no solo en los eventos del Auditorio, saber estar a la altura y al alcance de todos estos acontecimientos músico-culturales.

De lo que no estoy tan seguro es de la actitud y el comportamiento de los responsables políticos municipales, pues sabemos que prefieren asistir habitualmente a actuaciones donde sean ellos los protagonistas, y es este un mal endémico en nuestro país. Este hecho no impide que agradezcamos, a los regentes del Consistorio municipal, el apoyo a la Escuela Municipal de Música, a la vez que les pedimos, por el bien de los leoneses, que no escatimen medios para sostener esta Escuela que tanto demanda el público leonés, y que no pretendan que una actividad educativa de esta índole se autofinancie, a juzgar por las tasas impuestas y la tendencia a suprimir algunas enseñanzas al cesar, por cualquier motivo, el profesor responsable. Y no olviden, señores gobernantes, que el sostén de esta Escuela es totalmente necesario, en nuestra ciudad, debido a que el Conservatorio está saturado y tiene otra finalidad musical diferente a esta Escuela, y sobre todo, a la gran demanda de los leoneses aficionados a la música.

Y ya que de música hablamos, creo que es oportuno también, por mi parte, como exdirector del Conservatorio de León, recordar a las autoridades políticas de la ciudad y de la autonomía de CyL, que sigue pendiente el problema de la construcción del nuevo edificio para el Conservatorio, en nuestra ciudad. Las razones para ello parecen claras, ya que las propias autoridades propusieron un desafortunado lugar, hace ya casi un año, si mal no recuerdo, y pudieron tomar nota no solo de la reacción en contra del propio Conservatorio, sino también del pueblo leonés. El desconocimiento, en materia musical, de parte de los gobernantes, no debe sorprender, pues no se les debe exigir tener conocimientos especializados de música, pero sí sorprende, un poco más, la falta de una mínima sensibilidad general y, sobre todo, la frecuente autosuficiencia de nuestros políticos, dicho sea sin ánimo de herir susceptibilidades. Todo verdadero estadista (político de Estado) se distingue del político de partido precisamente en esto: saber rodearse de auténticos asesores y escuchar a los profesionales, en determinada materia, antes de tomar una decisión de tanta trascendencia como es la construcción de un edificio para un Conservatorio de música. Desde aquí, con nuestro mejor deseo y por el bien de la música y de nuestra bella ciudad (cuna del parlamentarismo), pedimos al gobierno municipal y autonómico que asuman la gran responsabilidad que les corresponde, a la hora de decidir la construcción de un edificio digno, en un lugar decoroso de la ciudad. ¿Cómo desean ser recordados, señores gobernantes, como dignos representantes de una ciudad, cuna del verdadero «parlamentarismo», o como gobernantes de una ciudad, carentes de la debida sensibilidad social?

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