Diario de León
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Plataforma contra la violencia machista de León
León

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Aunque cada día es necesario para combatir la violencia machista, el 25 de noviembre es un día para fijar la atención sobre esa realidad, que no solo no cesa sino que este año aumenta y se manifiesta con extrema crueldad. Observamos alarmadas un recrudecimiento de la misoginia y la reacción patriarcal que ya nos obligó el 20 de Septiembre pasado a salir a las calles de todas las ciudades, declarando el estado de emergencia feminista contra el repunte de asesinatos machistas y violaciones grupales e individuales durante el verano.  

51 mujeres asesinadas por 51 hombres machistas en lo que va de 2019, superando ya el número de asesinatos de todo el año 2018 según cifras oficiales. 90 mujeres asesinadas este año por hombres machistas según el cómputo de Feminicidio.net, la web de referencia sobre los crímenes que sufren las mujeres por el hecho de ser mujeres y que marcha varios pasos por delante de la ya anticuada estadística institucional.  

La violencia machista, en sus diversas modalidades, es un grave y complejo problema social que necesita, en primer lugar, cambiar el enfoque hasta ahora no solo dominante sino prácticamente único. La violencia de género, o violencia machista, o violencia contra las mujeres no es un problema de las mujeres, sino un problema de los hombres primero y ante todo, siendo increíble cómo ellos en gran parte son borrados del relato. Si un hombre pega a una mujer, este hecho delictivo se transforma en que ella es una mujer maltratada, mientras que el agresor desaparece de la narración.  

El acento se pone en cuestionar a las mujeres y sus opciones, pero hacer preguntas acerca de quién ha sufrido la violencia no va a llevarnos a ningún lugar en términos de su prevención. Para eso, las preguntas han de dirigirse a quien la ha ejercido. En cambio, eso no ocurre, porque los hombres machistas agresores, asesinos y violadores, actúan desde la superioridad otorgada por la cultura machista y patriarcal que les llena de razones para que puedan ejercer la violencia como algo propio de las relaciones entre hombres y mujeres, ya sean de pareja o no. Es la propia normalidad social la que actúa como argumento y como cómplice para ocultar y justificar esta violencia. Por eso quien actúa desde ella, es decir, los hombres que lo deciden, cuentan con la ventaja de sentirse «justificados» por una sociedad que aporta argumentos para recurrir a la violencia contra las mujeres.  

Así pues, abordar la violencia machista significa  enfrentarse a la realidad que la hace posible, a la  cultura patriarcal que la pone a disposición de los hombres que deciden ejercerla desde la normalidad, siendo esa normalización machista la que genera violencia contra las mujeres y la que dificulta solucionarla. Ello implica a su vez que estemos ante un problema de delincuencia sistémico y social cuyos autores no son monstruos, sino hombres normales y cotidianos que no se perciben a sí mismos como delincuentes, ya que el machismo asiste a un patente rearme.  

El partido ultraderechista Vox, y quienes desde la derecha política lo han legitimado cuando irrumpió en las elecciones andaluzas, ha venido a darles el soporte que les refuerza. Algunos lo sienten como una liberación. Se sienten hermanados con los machistas del planeta, potentes para emprender la reconquista de un terreno que nunca debió dejar de pertenecerles (de hecho, les sigue perteneciendo). Por eso votaron a quienes dicen que «la violencia de género es una invención política». Y lo dicen a pesar de que desde el año 2003, al menos 1027 hombres han asesinado a una mujer cada uno, siendo ésta su pareja o expareja. La violencia contra las mujeres es un hecho. Los hombres asesinan a mujeres por ser mujeres y por considerarlas «suyas». Ninguna sociedad sana lo toleraría, y sin embargo ocurre sin mayor problema. El machismo mata, insulta, golpea y agrede física, psicológica y sexualmente. Negar esto y hacer con ello un programa político también es violencia machista, violencia que legitiman 3,6 millones de votos.  

No podemos permitir que después de que el feminismo haya conseguido despertar la conciencia crítica, la reacción machista intente perpetuar los privilegios de los hombres a costa de los derechos de las mujeres. Seguiremos combatiendo el machismo, y avanzando en la consecución de esos derechos. Ninguna reacción patriarcal lo impedirá.

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