Diario de León
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Los liberales han entrado a saco en el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso, la nueva presidenta, se ha rodeado de lo más granado del sector liberal del PP con Fernández Lasquetty a la cabeza. En el horizonte ya se puede oler el ozono de la tormenta política que se avecina en un ambiente cargado de electricidad. Porque, enfrente, van a tener una durísima oposición de errejonistas, podemitas, socialistas, desilusionados por el enésimo fracaso en el asalto al gobierno madrileño. La calle, los empleados públicos, los sindicatos, movilizados por el social-populismo, no se lo podrán fácil al gobierno de coalición de Díaz Ayuso. Liberales contra populistas. Mantillas contra piercings. Libre mercado, libre educación, libre sanidad, contra carga fiscal, escuela pública, sanidad sin intervención privada. Y del resultado de esa batalla dependerá mucho hacia dónde se inclinará la política española en los próximos años. Como aperitivo de la revolución liberal, el nuevo consejero de Hacienda tiene intención de lanzar la mayor rebaja fiscal de la historia de Madrid. Una rebaja fiscal de todos los tramos del IRPF y una amplia batería de deducciones fiscales a jóvenes, familias, alquiler, herencias. La renta disponible de los contribuyentes en la capital de España podría aumentar hasta el 5,5% y reducir la carga fiscal entre trescientos y cuatrocientos millones de euros. Una apuesta fuerte. Los barones socialistas se remueven en sus sillones. Todos están justo en la otra trinchera impositiva. Que paguen los ricos es su eslogan. No quieren dejar en evidencia su voracidad fiscal en contraste con el paraíso madrileño. La batalla de Madrid se presagia despiadada. El laicismo lampante no favorecerá exhibiciones de mantilla y procesión. Y qué hablar de la libertad de educación y elección de centro y autonomía de los padres en la formación de sus infantes, en medio de una guerra interminable entre educación pública y concertada. La familia tradicional y la extensión de nuevos núcleos familiares será otro terreno de pulso entre mantillas y piercings. Dos modelos de sociedad absolutamente contrapuestos se baten en duelo en la CAM. El que gane tendrá despejado el camino a Moncloa.

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