Diario de León

El Manuscrito de Astorga y la Pesca a la Leonesa. ¿Qué fue antes?

Publicado por
José Luis García González
León

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Todos deseamos la recuperación de nuestro Manuscrito de Astorga, y ya van varias décadas en este intento. Personalmente tengo la esperanza de que aparezca.

Realmente somos dados a valorar algo cuando lo hemos perdido, y este ha sido el caso del Manuscrito de Astorga. Mientras esperamos que aparezca, vamos camino de perder algo tan nuestro como la forma y el estilo leones de pescar con moscas artificiales, aquella que tuvo que existir antes que el propio Manuscrito, mucho antes.

Nuestra pesca tradicional, aquella que lleva siglos en uso, transmitiéndose de generación en generación, no es otra que la pesca con mosca a la leonesa o pesca a la leonesa, que así es como se conoce y denomina dentro y fuera de nuestras fronteras. El nombre deriva directamente de su origen, León. Bien documentado en antiguos Tratados de pesca; el Manuscrito de Astorga del año 1624 y el de Luis Peña de 1825, sin olvidar algunos otros, de momento por «recuperar». Estos manuscritos, nos presentan un muestrario considerable de moscas artificiales, para ser usadas pescando a la leonesa, también nos detallan el catálogo de plumas del primer animal en la historia criado exclusivamente por y para la pesca con mosca, el Gallo de León.

Estamos hablando de algo que hemos heredado y que muchos desearían poseer. España, Castilla y León y nuestra provincia de León, juegan un papel más que destacado en los orígenes y en la historia de la pesca con mosca.

Las causas que favorecen el olvido de nuestra forma autóctona de pescar a mosca son diversas; desde la globalización, que ha hecho universal y casi exclusiva la pesca a mosca con sedal pesado o «cola de rata», pasando por las transformaciones en la construcción de los señuelos artificiales, que viene sumada a una oferta constante tanto de nuevos y sofisticados materiales, como de tecnología de última generación, factores ambos que dejan de lado muchas veces la faceta artística, o mejor, artesanal, que siempre estuvo arraigada en el pescador de mosca. Finalmente también debemos considerar el cambio en las motivaciones que hacen que un pescador lo sea; arte, paisaje, paisanaje, naturaleza, evasión, tranquilidad…, dan paso a nuevas sensaciones más generadoras de adrenalina; competitividad, prioridad al número de peces pescados, o estar a la última moda, entre otras.

En resumen, el mundo evoluciona. Sin embargo, siempre deberíamos preservar un lugar para guardar aquello que ahora se usa menos, pero que podemos llegar a necesitar en algún momento, aquello que siempre debemos tener presente para saber de dónde venimos y hasta dónde podemos o debemos llegar.

Para que la pesca a la leonesa no caiga nunca en el olvido, se precisa de la intervención de diferentes actores; en primer lugar los pescadores, que debemos seguir practicando nuestra forma autóctona de pescar, transmitiendo y disfrutando de nuestra «escuela», de su versatilidad y eficacia. En segundo lugar la sociedad, los ciudadanos debemos conocer que la pesca a la leonesa es parte de nuestra cultura, de nuestra tradición y de nuestra historia. Y en tercer lugar, y no menos importante, la implicación de nuestras Administraciones, pues ellas deben de ser las custodias de este Patrimonio.

Así las cosas, y siendo la Administración, a través de su normativa, quien aborda el tema de la pesca en nuestras aguas, debe ser ella quien dé el primer paso, un paso que hasta hace pocos años dio y que ahora ya está olvidado, sencillamente, definir que es la pesca a la leonesa y como se practica. No es tanto pedir, ¿no? Así los pescadores, tanto los viejos como los noveles, tendrán claro como pescar a la leonesa, los ciudadanos sabrán de su existencia y singularidades, y para todos será evidente la necesidad de la conservación y el fomento de una de las formas más antiguas de pescar a mosca, y lo que aún es más importante, que a día de hoy se sigue practicando.

La pesca a la leonesa, es el arte de pescar con moscas tradicionales leonesas, aquellas que están relatadas y descritas en los Manuscritos leoneses que tanto nos afanamos en buscar, yo el primero. Hagamos un esfuerzo entonces por evitar que cuando recuperemos estos documentos no sepamos qué hacer con su contenido ni como emplear todos y cada uno de los modelos de moscas que contienen.

No nos olvidemos de nuestro Gallo de León, si sus variedades de pluma indio y pardo llegasen a desaparecer, poco sentido tendrían nuestros Manuscritos, pues nos faltaría el ingrediente imprescindible para realizar sus «adobos y aderezos».

Solo espero que pronto volvamos a recuperar nuestro Manuscrito de Astorga, el de Luis Peña y algún otro, sin perder nuestra pesca tradicional a mosca, la Pesca a la Leonesa.

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