Más Bierzo, mejor universidad

R ecuerdo el largo camino recorrido, desde el día, hace ya 20 años, en que celebramos la puesta en marcha de los centros universitarios de Ponferrada. Esto fue tan solo el principio, y todavía queda mucho por hacer.

Desgraciadamente, nuestra Universidad se ha quedado corta y coja. Vivió su máximo esplendor en el 2003, llegando a totalizar 1.113 alumnos, pero en esta última década hemos ido para atrás y en la actualidad solo cuenta con 525 alumnos. La causa de este descenso es obvia. Muchos jóvenes han de abandonar el Bierzo en busca de unas titulaciones que su patria chica no le puede proporcionar.

La universidad berciana anda escasa de disciplinas y de esta carencia vital son conscientes tanto el rector Juan Francisco García Marín, como el vicerrector de Ponferrada, Juan Ramón Carreras. El rector ha prometido romper una lanza en favor de la ampliación, pero necesita ayuda popular y su voz se escuchará con más fuerza si está apoyada por las firmas de todos los bercianos.

Se va a poner en marcha una recogida de firmas, y desde aquí ruego a todos mis paisanos que arrimen el hombro y colaboren con sus rúbricas en este noble empeño. Hemos de conseguir, firma a firma, que nuestra universidad tenga más titulaciones, para que aumente el número de alumnos.

La creación de una residencia de estudiantes potenciará además la personalidad de Ponferrada como ciudad universitaria.

La palabra Universidad es etimológicamente una hermosa paradoja. En esta palabra se junta la palabra Unidad y la palabra Diversidad. Diversidad de disciplinas unidas en un solo ámbito. También esta palabra indica un plan de acción, un camino a seguir. Para lograr que el Bierzo pueda disponer de más diversidad de disciplinas y carreras superiores, los bercianos hemos de estar unidos como una piña superando cualquier localismo, en beneficio del bien de la comarca.

Un país, una tierra, no son nada sin la formación de sus cuadros. Si queremos seguir haciendo Bierzo, hemos de mimar y potenciar la Universidad como la niña de nuestros ojos, porque no sólo está en juego la formación de nuestra juventud, sino también su permanencia en nuestra tierra. Si evitamos que nuestros jóvenes se vayan del Bierzo, para buscar en otros paisajes su formación universitaria, conseguiremos implantar durante más tiempo ese amor profundo y leal a nuestras raíces, del que todos estamos orgullosos.

Por medio de esta fraternidad, construiremos el futuro de nuestra tierra. Que las diferencias no sirvan para enfrentarnos, sino para complementarnos, que las diversidades no nos separen sino que nos enriquezcan. Que aprendamos a estar unidos siendo diversos. Es la lección que encierra la palabra Universidad, y la que hemos de enseñar, como bercianos de pro, a nuestros jóvenes.

Llegaremos a esta meta si agrupamos nuestras fuerzas en la lucha, congregamos nuestras voces en el ruego, cimentamos juntos la paciencia y seguimos unidos en la fe.

Y sobre todo si llenamos páginas y páginas de firmas, para que las fuerzas vivas de aquí y de allá comprendan que el Bierzo necesita una universidad como es debido, con más títulos, más posibilidades, más alumnos y más futuro.

Esas firmas han de traspasar los muros universitarios de León y llegar a los centros políticos de nuestra Comunidad Autónoma.

Esperamos con ilusión que el presidente de Castilla y León no mire para otro lado, comprenda nuestras exigencias, se solidarice con las inquietudes de nuestro rector y vicerrector y apruebe una ampliación de estudios que sitúe a la Universidad del Bierzo en el lugar que merece por tradición, raíces, historia y cultura.

Pero antes, paisanos, hay que firmar y firmar. Desenvainen sus plumas y estampen sus rúbricas, porque así conseguirán nuestros jóvenes la universidad que están deseando.