Diario de León
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Plataforma contra la Violencia Machista- León
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Mujeres Vida Libertad, este es el grito de las mujeres en Irán tras la muerte de Mahsa Zhina Amini después de ser detenida por la policía de la moral por no llevar bien puesto su hijab. Este grito de lucha podría ser el lema de las mujeres en cualquier parte del mundo porque sabemos cómo actúa y lo que hace el machismo a las mujeres. El denominador común para sufrir discriminación y cualquier tipo de violencia es ser mujer.

Las mujeres son más de la mitad de la población mundial pero les son negados los mismos derechos y oportunidades que a los hombres. Como cualquier persona, toda mujer debería tener libertad para decidir cómo quiere vestir, amar, pensar, en definitiva, vivir.

Nos encontramos ante un retroceso global en los derechos de las mujeres y ello supone un mayor riesgo para sus vidas, así lo señala un nuevo documento de la ONU sobre Efectos mundiales de la crisis de Ucrania sobre el acceso a la energía, la seguridad alimentaria y la nutrición desde una perspectiva de género. Destaca un aumento alarmante de la violencia machista, de la explotación sexual por alimentos y supervivencia, de tráfico de personas y de matrimonio precoz, infantil y forzado, como consecuencia del empeoramiento de las condiciones de vida en contextos humanitarios de conflicto y crisis en todo el mundo.

La violencia contra las mujeres es la violación de los derechos humanos más sistemática porque es la que más ocurre alrededor del mundo, y la más invisibilizada porque es la que más se ha normalizado. Son múltiples las formas que adopta la violencia masculina contra las mujeres, partiendo siempre de la misma raíz, el control y sometimiento. Y se da en todos los ámbitos, ya sea en la familia, las relaciones de pareja, o en el  ámbito laboral  y social: violencia física, sexual, psicológica, económica, explotación sexual y reproductiva, agresiones, acoso sexual o por razón de sexo, ciberacoso,  violencia institucional,… Y finalmente el feminicidio. 

Durante este año 2022 en España 38 hombres ya han asesinado a 38 mujeres y a 2 menores, solo en el ámbito de relaciones de pareja o expareja. Y desde 2003 han sido asesinadas un total de 1.167 mujeres.

Mujeres Vida Libertad, este grito nos dice que nada de eso es posible sin el feminismo. La lucha feminista apunta al patriarcado en el Estado, en la calle y en el hogar, porque no hay liberación sin libertad sexual, de vida y de decisión personal; sin igualdad y sin que la dignidad de las mujeres sea respetada.

Gracias al feminismo sabemos que la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres no son arrebatos, sino machismo y prepotencia, cosificación y misoginia. Y que la violencia sexual no es sexo, es poder. Los agresores sexuales no violan para tener sexo, sino que  tienen sexo para violar la intimidad, la libertad y la dignidad de una mujer  en un ejercicio de poder. Gracias al feminismo dirigimos toda nuestra ira contra el agresor, contra la misoginia social, contra el patriarcado, que es quien sustenta y posibilita que cada día de cada mes de cada año, los medios de todas las ciudades del mundo nos cuenten que una y otra y otra y otra mujer o niña ha sido de nuevo víctima de otro hombre.

Es inaceptable que ante el gravísimo problema democrático que constituye la violencia machista en todas sus vertientes, se niegue esa realidad con consecuencias muy relevantes sobre la salud y vida de quien la sufre. Resulta indignante que la justicia patriarcal permita que haya violadores que estén de enhorabuena, a juzgar por dos resoluciones de sendos casos gravísimos juzgados este verano, en los que los agresores se han librado de la cárcel gracias a acuerdos con la Fiscalía a cambio de dinero y un curso de educación sexual. Uno tenía 64 años y violó, golpeó e insultó a una jornalera emigrante que trabajaba para él. Los otros fueron dos policías municipales que violaron a una chica de 18 años.

Así mismo el feminismo repudia los paraísos del machismo que constituyen esos campos de concentración llamados burdeles, miles de pisos clandestinos, hipermercados del sexo, calles en todas las ciudades, donde los hombres se convierten en el único sujeto de derecho mientras las mujeres y las niñas se encuentran en una situación de ausencia total de derechos fundamentales. Son urgentes e inaplazables normas abolicionistas eficaces que sirvan para que las mujeres en situación de prostitución tengan derechos en un itinerario de salida y a su vez se penalice a quienes explotan, demandan y se benefician de la prostitución.

Nos encontramos en un momento en el que la lucha contra la violencia machista  se ha topado en el camino con tres importantes enemigos:  la normalización, la banalización y el negacionismo. El motivo es intentar invisibilizar y ningunear, sin prestar atención a este grave problema social, porque saben que a quien se interpela es a este sistema patriarcal que otorga privilegios a los hombres y son ellos quienes se benefician de la desigualdad. Argumentar que la violencia machista no existe y que debe ser contemplada al mismo nivel que cualquier tipo de violencia, es negar su presencia y sus raíces, poniendo en mayor riesgo a las mujeres que la sufren. También tratan de poner en tela de juicio los avances que las mujeres han ido logrando a lo largo de los tiempos. La erradicación de la violencia machista no puede lograrse sin abordar las actitudes sociales que la toleran o justifican.

Por suerte, la lucha feminista no se achanta, no se calla, no retrocede... al revés, su lucha está contra ese sistema patriarcal que impone a las mujeres vivir en un marco jerarquizado y de sumisión, que mantiene una  cultura de la violación  donde se enseña a las mujeres a cuidarse para no ser violadas en lugar de enseñar a los hombres a no violar. El patriarcado trasmite una cultura que devasta a las mujeres

Exigimos un marco legal y jurídico que construya el «bien común» por encima de los deseos individuales, que proteja los derechos de todas las personas sin excepción.

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