Diario de León

Negro sobre blanco: Dra. Cantón y Dr. Ortega

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Los días 21 y 22 de mayo, he leído y luego releído con verdadera fruición, en el Diario de León, las intervenciones de la Dra. Isabel Cantón y del Dr. Enrique Ortega. Isabel nos impartió una lección magistral sobre la base escolar para el éxito: la lectura, y la tragedia a la que condenan, desde los diferentes ministerios de educación, a nuestros hijos y al profesorado, cuando legislan sin contar con los expertos no ideologizados.

Me pregunto y lo hago en voz alta: ¿cómo es posible que este país nuestro, España, donde tenemos profesionales como la catedrática emérita, Dña. Isabel o como el Dr. Ortega y cientos de excelentes profesionales en toda la nación, con experiencia y sabiduría probada, para quienes prima en su profesión el respeto y la ética profesional, antes que su ideología, cómo es posible, repito, que no se escuche su llamada reiterada durante los últimos 30 años de vaivén educativo, a fin de que ««todos»» nos sentemos, olvidando discrepancias justas, pero inútiles en educación, para darnos una ley general con pautas duraderas, que ilumine este tortuoso e intrincado camino de la educación, desde la cuna hasta la universidad?

Como afirma con datos incuestionables la Dra. Cantón, este endiablado revoltijo de leyes ideologizadas desde la raíz, (orgía legislativa, dice), están llevando cada año a un mayor fracaso y retroceso en la educación nacional. Yo añado un ruego desde mi larga andanza, no en cátedras, pero sí entre pupitres desde los 20 años, para que «todos» dejemos a la educación al margen de luchas maniqueas de derechas/izquierdas; olvidemos la conjunción disyuntiva «o» y empleemos la copulativa «y» para sumar fuerzas convergentes de lo público y lo privado, al menos en dos áreas esenciales para la buena marcha de cualquier país: en la enseñanza y en la sanidad. 

Nunca entenderé ni aceptaré esa fobia maldita que anida irracionalmente en tantas personas del país. A mis años creo poder afirmar con conocimiento, porque he trabajado en la función privada y en la pública como funcionario, que sumar es mejor que restar. Un ejemplo, al que nadie ha sido ajeno: la pandemia del covid. Hemos podido ver y admirar la conjunción necesaria para salir del atolladero. Y que no me venga el de turno a decir que ha habido latrocinio. Es posible; pero, si lo hubo, porque ladrones los hay desde el origen de la humanidad, y hasta a la derecha y a la izquierda de Cristo, si los hubo…, malditos sean los de ambas tendencias; a esos merecen que les «cortemos las manos» a la hora de votarlos. Que nadie se llame a engaño: hay excelentes profesionales en el ámbito público e igualmente en el privado; ambos dignos de todo respeto y admiración; pero, aunque en menor cuantía, también hay vagos y vividores. Esos tales siempre merecerán mi crítica.

Tenemos nuestra barca educativa varada en una playa abandonada y necesitamos urgentemente salir a pescar, mar adentro, con redes nuevas y bien pertrechadas. Dejemos de discutir si son galgos o podencos. Tenemos un mar lleno de inteligencias, ávidas de atención y cuidado; tenemos unas plantillas de profesionales excelentes, ¿por qué les atamos con redes ideologizadas para que sólo sirvan a los intereses bastardos de unos pocos, llamados políticos, quienes a diario, en eso que llaman parlamento, nos dan frecuentes lecciones de analfabetismo, que ruboriza a cualquiera con un mínimo de sensibilidad? ¿No nos merecemos un nivel más alto en los que cobran bien de nuestros esfuerzos y se dicen padres de la patria? Por todos los dioses del Olimpo, señora ministra de Educación, ¿le han pasado, para que se lo lea, el escrito de nuestra catedrática de la Facultad de Educación? Y no me diga que no tiene tiempo más que para dedicarse a ser portavoz de su partido, porque usted cobra como ministra de ««todos»»; use su tiempo libre para sermonear a su partido, pero dedique algunas horas a instruirse en lo del «magisterio» ¡por Hércules! ¡Denos una alegría! ¡Demuéstrenos que aprendió algo en su paso por la Facultad de Educación!

¡Qué bien y con qué atino nos describe y define las diferentes inteligencias el Dr. Ortega! Espero que aprovechando el mismo correo también le pasen a la Señora Ministra del ramo este hermoso soliloquio de mi querido y admirado Dr. Ortega.

¡Qué bien fundamenta la Dra. Cantón el trípode sobre el que se asienta todo aprendizaje y, por supuesto, el éxito escolar! Recuperen de internet o de la hemeroteca esta lección magistral, los que de verdad quieran instruirse y seguir pautas de buena pedagogía para ayudar a sus hijos o a sus alumnos. Ah, aprovecho, porque ahora ya es tarde, para que en el programa de los partidos políticos, en las elecciones nacionales, los redactores dediquen un largo apéndice copiando algo de estos profesionales, que se lo dan gratis y todos saldríamos ganando. Yo me comprometo a asistir al mitin donde se trate de programas, (no promesas), educativos.

Unciéndome al carro de mis excelentes compañeros de página, quiero aportar, abundando en el tema, unas ideas de apoyo al arte de la lectura y del aprendizaje inteligente. La Dra. Cantón hace hincapié en el trípode: exactitud, velocidad y comprensión. Yo paso al triángulo del aprendizaje. Careciendo aquí de pizarra de tiza o de la electrónica, invito a mis lectores a un pequeño esfuerzo imaginativo para representar un triángulo equilátero con sus tres vértices A-B-C dentro de un semicírculo. En el A = ver+oír; en el B = escuchar+mirar-atender; en el C = comprender y en el centro del triángulo = memorizar-retener. Todo este triángulo queda circunscrito en el semicírculo lleno de estrellas, que son símbolo del clima afectivo-emocional creado por el maestro dentro del aula y que favorecerá o bloqueará el aprendizaje. Aquí, en casa o en el aula, tiene una importancia suma la calidad y la calidez de los padres y/o del maestro/maestra.

Alguien me dirá que esto exige entrega, cuidado y esmero. Cierto, porque no hay semilla que germine en tierra seca. La «humedad cálida» hace brotar la semilla, convirtiéndola en persona, en pollito, en un manzano… y creciendo cada uno en su especie, darán fruto y se repetirá el circuito inteligente de la vida. El poder leer no se otorga a todos de igual manera; exige hacer muchas cosas para las que necesitamos padres/maestros entregados. Para poder leer, entre otras cosas, hace falta dominar el sistema gráfico, interpretar los signos, codificar y descodificar los mensajes comunicativos. Sin este adiestramiento es imposible una lectura rápida, comprensiva, inteligente… El poder leer solo estará al alcance de quien sepa hacer de la lectura una operación eminentemente activa, al que sepa adoptar actitudes de espera y de interrogación con relación al otro (al que escribe). Para poder leer hay que saber escuchar y saber escucharse. Todo esto se aprende si contamos con buenos padres y excelentes maestros, bien valorados y mejor pagados. 

Señora ministra, cuidarse de esto es su primera y fundamental misión, por y para lo que le pagamos su sueldo. Nuestro país, España, necesita muchos buenos maestros y éstos necesitan un excelente ministro/a al frente del ministerio. Pido cambio de banquillo, porque usted nos está llevando al fracaso escolar. Pronto habrá votaciones y ahí tenemos la oportunidad.

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