Diario de León
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eloína terrón bañuelos. CONCEJALA DE iZQUIERDA UNIDA DE SAN ANDRÉS DEL RABANEDO
León

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Dice el poeta Eduardo Galeano en su obra Patas Arriba, La Escuela del Mundo al Revés que la escuela de este «mundo al revés» premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos, alimenta el canibalismo, estableciendo un código moral donde no se condena la injusticia, sino el fracaso.

Actualmente estamos asistiendo a la aplicación cotidiana y constante de este mundo al revés. Hemos visto cómo con el dinero de nuestros impuestos, que debería ser dedicado al bien común, se ha rescatado a los bancos con miles de millones de euros, mientras sus gestores y presidentes eran incapaces de rascarse los bolsillos y reducir sus sueldos e indemnizaciones multimillonarias.

En este mundo al revés, los dirigentes políticos acuerdan que no se eleva ni un euro el salario mínimo interprofesional para los trabajadores y trabajadoras de 641 euros/mensuales, mientras los directivos de bancos y grandes financieras, algunos rescatados con nuestros impuestos, se subieron un 36% los salarios en el 2010: el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, gana 2,3 millones de euros al año, sin contar la parte variable de su salario; Iñaki Urdangarín, imputado por corrupción, gana por sus tres cargos en Telefónica casi 600.000 euros brutos; y los consejeros de las grandes empresas ganan una media de 260.000 euros.

En este «mundo al revés» se «encuentran» miles de millones para rescatar a bancos y el sector financiero, pero no hay dinero para que las administraciones locales, los ayuntamientos, que son quienes prestan los servicios de cercanía a los vecinos y vecinas, puedan tener financiación suficiente para dar respuesta a las necesidades de los municipios.

Mientras nos indigna que un Ayuntamiento, como el de San Andrés del Rabanedo, con 31.000 vecinos y vecinas, tenga una deuda de aproximadamente 70 millones de euros, nuestra indignación se ve atemperada con el culto a la ganancia cuando nos enteramos que un ex directivo de Caja España ha acumulado una deuda de 80 millones de euros, 65 millones con la entidad bancaria de la que fue presidente.

Porque no nos olvidemos que, en este mundo al revés, si la banca no da créditos para la pequeña y mediana empresa y autónomos, tiene una espléndida capacidad crediticia con los miembros de sus propios consejos de administración, cuyos autocréditos aumentaron un 48% el año pasado. Por eso Izquierda Unida ha llevado ante la Fiscalía el reparto de indemnizaciones millonarias y los préstamos de los que se han beneficiado los consejeros de las Cajas de Castilla y León.

En este mundo al revés se recortan los servicios y derechos básicos de la ciudadanía, como la sanidad pública alegando que se conseguirá un ahorro de 6.000 millones de euros. Cuando una cantidad semejante se podría haber conseguido anulando la bajada de Impuestos de Sociedades de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, y que representan sólo el 0,12% de todas las empresas en España. O se podría haber obtenido 2.552 millones anulando las rebajas que se han realizado a los impuestos de Sucesiones, que han beneficiado a los sectores más pudientes de la población; o se podrían haber conseguido otros 2.500 millones revertiendo las bajadas de impuestos de los últimos quince años a quienes ingresan más de 120.000 euros al año. Pero, en vez de eliminar el fraude fiscal de las grandes fortunas, de la banca y de las grandes empresas, que significa 44.000 millones de euros, se aumenta el IRPF a todos y se recortan 25.000 millones de euros en los servicios públicos del Estado del Bienestar.

En este mundo al revés los Estados tienen que conseguir el dinero, no del Banco Central Europeo, sino de los bancos (que recibieron el dinero de ese mismo Banco Central Europeo a aproximadamente a un 1%) y nos lo prestan entonces a unos intereses del 6%, 7%, 8%, con lo cual se multiplica nuestra deuda.

En este mundo al revés la Junta de Castilla y León remata al pequeño comercio fomentando grandes superficies como Ikea en Valladolid, expropiando y pagando el terreno y construyendo las carreteras y viales que llevaran hasta ese gran centro comercial. Todo el apoyo para la multinacional, mientras el pequeño comercio de muebles y artículos domésticos ve cómo se estrangulan sus posibilidades de salir adelante en esta crisis. Alegan que va a crear 250 puestos de trabajo, pero lo que no dicen es cuántos puestos de trabajo y pequeñas empresas locales van a desaparecer.

En este mundo al revés se dedican ingentes cantidades de dinero público a la conservación de patrimonio privado (especialmente de carácter religioso) y en cambio se suprimen, en las ayudas individuales destinadas a favorecer la autonomía personal de personas con discapacidad en la Comunidad de Castilla y León, múltiples apoyos, como por ejemplo las ayudas para audífonos (cada audífono vale en torno a 1.700 euros) o las ayudas de emergencia social se convierten en una emergencia vital, pues tardan más de tres meses en ser abonadas o incluso «se acaba el dinero» para ellas.

En este mundo al revés se nos dice una y otra vez, de forma machacona, que «hemos gastado por encima de nuestras posibilidades» y que ahora todos tenemos que apretarnos el cinturón. Que se lo digan a los 8 millones de pobres que ya había en España mucho antes de que se rompiera la burbuja inmobiliaria o a los mileuristas. Y que les digan que ahora tienen que apretarse el cinturón, cuando el cinturón se lo embargaron ya y no les queda ya cintura porque agonizan ante una hipoteca que, tras quedarse sin vivienda, tienen que seguir pagando a esos bancos a quienes han rescatado con los pocos impuestos que pagaron cuando aún tenían trabajo. ¿Quién gastó por encima de sus posibilidades? Y especialmente ¿en qué se gastó y a quién se benefició con ese gasto construyendo, por ejemplo, aeropuertos donde no hay aviones, o residencias como la de Fabero que permanecen cerradas sin dar el servicio para el que fueron construidas?

En este mundo al revés, una mujer de 76 años se tiene que encadenar en una sucursal bancaria al ser desahuciada de su piso, mientras que la «familia real», de unas 15 personas aproximadamente, tiene a su disposición 71 conductores para sus coches y un equipo de 500 empleados, teniendo un presupuesto familiar anual de 8,43 millones. En este «mundo al revés», parece que la banca, las multinacionales y las grandes fortunas siempre ganan.

Por eso, como dice otro gran escritor, Ernesto Sábato, estamos a tiempo de revertir esta masacre. Esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso.

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