Diario de León
Publicado por
Isabel Cantón Mayo, catedrática emérita de la Universidad de León
León

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La generalización de las imágenes ya sea en TV en la prensa, en las redes sociales y mass media como elementos de comunicación directa e indirecta ha tenido un incremento exponencial en los últimos años. La importancia de las mismas es conocida, si no de forma directa, si indirecta por los distintos actores sociales y políticos que buscan, en muchas ocasiones, solamente una foto como exponente de una acción, de un trabajo y de una innovación, sin que tengan la mínima intención de hacer lo que la imagen sugiere. Esta asimetría entre lo que la imagen promete o promociona y la realidad se está convirtiendo en hábito entre los personajes públicos, lo sean de la política, de la farándula o de cualquier profesión reglada. La teoría cognitiva del aprendizaje multimedia afirma que el añadido de imágenes a un texto mejora la comprensión del mismo y supone un refuerzo al conocimiento como agregado de información a lo que se quiere transmitir.

La combinación de la imagen como herramienta didáctica se usa habitualmente en las conferencias, congresos, clases magistrales, etc. por el convencimiento de su poder de comunicación y de refuerzo, en unos casos de la palabra y en otros de los escritos. El proverbio chino dice que una imagen vale más que mil palabras y el escritor ruso Ivan Turguenev escribió en ya 1861: «El dibujo me muestra de un vistazo lo que podría extenderse en diez páginas en un libro»; y se atribuye a Napoleón la frase: «Un bon croquis vaut mieux qu’un long discours» «Un buen bosquejo es mejor que un discurso largo», y hay muchos más argumentos a favor de la pedagogía de la imagen y su poder seductor. Además, hay diversas categorías de imágenes que pueden mejorar ese poder de la imagen: simples, complejas, informativas, explicativas, ilustrativas, decorativas, complementarias, implícitas, etc. La eficacia de las mismas es diferente y las reacciones en la persona que las recibe también, siendo las más simples, explicativas y emotivas las que proporcionan mayor impacto en los receptores. Las que menos incidencia tienen en el destinatario son las complejas y las decorativas. La explicación de este hecho radica en el hemisferio cerebral que activan en cada caso es diferente: el izquierdo en las primeras y el derecho en las segundas, que requieren mayor esfuerzo. La asimetría entre los hemisferios es menor si disminuye la complejidad de la imagen y el esfuerzo en la decodificación de la misma. También hay que destacar que el poder de la imagen, el efecto audiencia, que se potencia si la persona que la ocupa está presente y disminuye si está online, o simplemente no está. Por ello las revistas del corazón contienen profusión de imágenes simples emotivas y sin apenas texto, potenciando valencias emocionales positivas deseando evitar el esfuerzo y facilitando la comprensión con una simple ojeada que no requiera interpretación de las mismas.

Lo anterior explica la constante aparición de determinadas personas o personajes de forma permanente en la prensa, sea económica, política o del corazón, con su mejor ropa, bien maquillados, bien peinados (el gobierno ha establecido un presupuesto para estas cuestiones de imagen en sus miembros) y la reiteración de mensajes arropados por las imágenes de buena ropa, buen peinado y buen maquillaje que transmiten mensajes que no necesariamente son ciertos, sino interesados en hacer pedagogía de su persona, de su idea o de su imagen. La progresiva profesionalización de las imágenes usadas como estrategia para vender productos o ideas usarán diferentes rutas visuales para convencer sin saturar la atención insistiendo machaconamente por todos los medios en su objetivo buscando la sencillez del mensaje y la diversidad de canales de difusión del mismo entre los cuales la imagen ocupa el lugar central. A todos estos recursos se unen las imágenes más complejas, de apariencia simple, para buscar el mayor efecto audiencia con el menor esfuerzo cognitivo y no generar rechazo de las ideas o efectos que promueven, sabiendo que el recorrido disperso puede saturar la atención.

Los efectos tanto didácticos como emocionales de la imagen son muy poderosos y se instalan en la mente de forma consciente e inconsciente (la inclusión de este tipo de imágenes en informativos y en propaganda política que están pero que el ojo no puede percibir pero sí el cerebro, ocuparía muchos artículos y se ha usado reiteradamente en campañas y en elecciones, aun estando prohibidas) por lo que su conocimiento y aplicación tienen también diferente impacto en función del contexto y de la extracción social y generacional al que van dirigidas.

En este caso baste una llamada de atención a la reflexión crítica con la sobreexposición de determinadas personas o personajes y los elementos adicionales que el público en general debe soportar, sobre todo en momentos de elecciones, o de impulso a una campaña consumista, o de potenciación de la página web que supone la profesión de determinados grupos o personas. Estas acciones se concretan imágenes decorativas que hemos llamado postureo, definido como: comportamiento poco natural de una persona que se esfuerza por dar una imagen pública para conseguir la aprobación de otras personas. Su vacuidad e inanidad llegan a quedar desenmascaradas si no es con el tiempo lo será en el espacio. La imagen tiene fuerza contextual y personal que se usa en distintos momentos y lugares para fines específicos, a veces no confesables. Saber leer críticamente las imágenes es una tarea pedagógica infinita y gratificante.

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