Diario de León
Publicado por
Eutimio Martínez
León

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«No es lícito dudar de la autenticidad de la victoria cristiana de Covadonga, ni lo es rechazar por fabulosos los nombres de las figuras principales que en ella intervienen. Con sus comentarios irrespetuosos y excesivamente liberales de las fuentes, o con su demoledor hipercriticismo, sañudo y cruel, la erudición del siglo XIX y de principios del XX se ha complacido en enredar la madeja de los testimonios históricos que aluden al suceso inicial de nuestra Reconquista. Y lo han conseguido con tal éxito que hoy es empresa más que difícil sacar el hilo del ovillo». (C.S. Albornoz, Orígenes de la nacional española, II, 137).

El dato que más disuena es de los 187.000 musulmanes que habrían llegado a Covadonga... Han sido frecuentes las hipérboles... los árabes exageran los combatientes de Rodrigo... soldados y jinetes (hasta 600.000) (p. 140)

Es Alfonso III el primer cronista que localiza la batalla de Covadonga y apoyándose en un texto viejísimo del mismo, del siglo VIII (137). No conservado.

¿Por qué y para qué el cronista cristiano habría colocado al pie del Auseva, por capricho y falsía, la batalla? (140). Ninguna fuente histórica contradice esta localización (l.c.). Los cronistas árabes detallan el escenario. Ibn Hayyan: la sierra en que se habían guarecido Pelayo y sus nombres. Isa-al-Razi: la roca en que se habían refugiado los cristianos. Ambos: las hendiduras de la peña. Todo lo cual cuadra con Covadonga (l.c.).

Los cronistas árabes detallan el escenario. Ibn Hayyan: la sierra en que se habían guarecido Pelayo y sus nombres. Isa-al-Razi: la roca en que se habían refugiado los cristianos

¿Qué el paisaje es muy áspero...? Más ásperos los pasos de la cordillera que han salvado (141). No cabe dudar de la realidad de la batalla. ¿Batalla? Choque, encuentro, combate, nadie podrá calificar con precisión el hecho de armas (146). Y ¿por qué no emboscada...? El arzobispo don Rodrigo dice que las fuerzas cristianas estaban ocultas en los montes pues la cueva no podría cobijar muchos (147). Otro dato que armoniza con la emboscada es el de las piedras (lanzadas por los honderos) volvían sobre los que las lanzaban y fuertemente los despedazaban (un efecto no de piedras de honda). También el desenlace: el que una parte de los árabes ascendiera y pasara a Liébana, mientras que otra vuelve hacia atrás, se explica bien por efecto de una emboscada lanzada sobre el centro de la columna.

En su día (siglo XVI) recogió Morales, presente en Abamia, el testimonio de la tradición. «Una de las cosas que a mí me ha parecido muy notable en todo esto de Covadonga y por aquí es que aquí fue la furia de Augusto César con los asturiano, quando los sujetó... que parece que se habían acogido a la fortaleza natural de Codavonga y sus contornos, y así se pudo tener más noticia desde lugar en tiempo del rey D. Pelayo para acogerse a él, como ya se sabía que otros antiguamente lo habían hecho» (Viaje, Oviedo, 1977, p. 67).

Por nuestra parte investigamos la espalda de Priena en busca de indicios y hallamos castros muy próximos a la cumbre, así como calzadas desde el valle hacia ellos. También una tradición en Teleña, aldea del valle de la espalda de Priena: «Que el Monte de Calvia, situado sobre Priena, fue arrasado». (Se entiende por extracción de troncos para la emboscada). Recordamos: volvuntur trunci, lapides... relativo a Roncesvalles el año 778, 56 años después de Covadonga.

La táctica de guerrilla montaraz empleada por los antiguos cántabros la describe Dión Casio: «Augusto combatió contra los astures y los cántabros; pero como estos, ni se le acercaban, resguardándose siempre en sus picachos, ni se ponían a su alcance, a causa de su inferioridad numérica y también por usar la mayoría de ellos armas arrojadizas... ocupando los lugares favorables y emboscándose en las hondonadas y en las selvas, se encontró en un embarazo extremo (53, 25, 2).

A la vista de todo el conjunto —Cogollo, Castiello, Canto de Priena, su ladera tan rasa y pendiente sobre el valle de Covadonga— se podría pensar que nos hallamos ante un teatro de la emboscada ya prerromano, romano y, al final, medieval. El romano tendió calzadas a oriente y al norte, por alto, en lugar de aventurarse por el valle. Más arriba de Covadonga, ya por valle abierto, camino de los lagos, hallamos calzada y hoyo granero de les Llaceries, en donde nos preguntaríamos por semejante nombre. Covagonda: la emboscada más productiva de cuantas quedaron en la historia.

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