Diario de León

¿Se le permitirá regresar en esta legislatura?

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Durante las últimas horas, me han formulado algunas preguntas procedentes principalmente de nuestras habituales fuentes, algunas extranjeras, respecto a la reciente ¿decisión? de nuestro Monarca Emérito, consensuada con sus círculos habituales, de renunciar en unas fechas tan señaladas, a regresar a España.

En primer lugar, llama la atención de nuestros interlocutores, que existiendo medidas precautorias como cuarentenas, PCR, etc., dichas pruebas, una vez puestas en práctica, suelen dar resultados sobre el estado del paciente y actuación procedente, existiendo ejemplos. Es más, nos muestran su preocupación de que se trate de una medida unilateral sine die, adoptada y dividida, proveniente de un sector de la coalición socialista-comunista, que pueden deglutir algunos de sus miembros, en una especie de inquina; otros, mostrar complacencia pasiva; y raramente, oposición política por parte de un resto menor.

Aunque no sea extrapolable al caso de nuestro emérito, me cuentan que han existido históricamente supuestos de exilios indefinidos, en los cuales el país de acogida, no lo creo en este caso, se ha visto obligado a invitar a su abandono de residencia, lo cual, no parece planteable al tratarse de un país de la trascendencia, en este caso, del Golfo Pérsico.

Pero, recuérdese, no obstante, el caso del exilio del Sha de Persia, (Rheza Pahlavi). Fueron siete países con acogidas transitoria desde 1979, hasta el final, y cada uno de ellos, llegado el momento, se lo «quitaba de encima». Fue precisamente en Irán, dónde en 1978, tuve el honor de conocer a nuestro entonces monarca.

Algunos años después, en mi condición de asesor para Noruega durante la Expo del 92 de Sevilla, tuve ocasión de tratar a los hoy eméritos de forma separada y algo más cercana. En 1995, fui invitado a una recepción en el Palacio de El Pardo, con motivo de la visita a España de los reyes de Noruega.

La conclusión que obtuve de estos encuentros fue la de encontrarme ante dos personajes extraídos del actor studio de Nueva York, y es que, lógicamente cualquier realeza, debe desempeñar ante miles de personas con los que confluyen a lo largo de su trayectoria protocolaria, «vidas paralelas al uso».

En España y desde 1800, fueron cinco los monarcas afectados por distintos tipos de ‘exilios’ —Carlos IV, Fernando IV, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XIII— todos, de la dinastía borbónica. España siempre ha sido un país muy generoso con sus monarcas, y podría serlo una vez más.

Se plantea por razones humanitarias, su longeva edad, su actual ciclo vital, posible situación emocional propia y de sus más íntimos familiares, que se le permita un retorno digamos discreto; un retiro adaptado y alejado de intrigas de entornos palaciegos, junto a protagonismos innecesarios, o lo que significa lo mismo, una forma de vida lo más sosegada posible.

Nunca me he considerado monárquico. Es más, siempre lo repito, políticamente agnóstico, pero con independencia de los supuestos que han saltado a la luz pública, sujetos a la Ley, debe considerarse que ambos eméritos han realizado funciones útiles para un país, considerado a sí mismo durante largo tiempo, como «JuanCarlista».

Me preocupa que a esta situación se le quiera otorgar una solución política, más que humanitaria, y si hay que creerse lo que nos cuentan, dado que siempre quedan cosas entre bambalinas, tengo la sensación de qué por Europa, empiezan a surgir dudas sobre el actual proceder, insuficientemente explicado, aunque se trate de un problema interno, soberano y propio de España, pero sin olvidar que vivimos en una Europa, también llena de parecidos defectos y virtudes.

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