Diario de León

TRIBUNA

Pisa y comprensión lectora

Publicado por
José Antonio Izquierdo Primo ingeniero agrónomo
León

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C ada cierto tiempo escuchamos hablar del informe Pisa, que mide y compara entre sí el nivel de conocimientos de los países de la Ocde. Recientemente se han publicado los resultados del año 2015, en los que los estudiantes españoles han salido menos mal parados que en 2012, lo que ha permitido sacar pecho al ministro de Educación, eso sí, añadiendo que hay mucho que mejorar. Personalmente no me sorprendo del bajo nivel de los conocimientos en gramática, en matemáticas y no digamos en ciencias, de los estudiantes actuales.

El hecho de que se necesite un ministerio de Educación, ya es sintomático, pues la educación debiera ser cosa de la familia, al menos a mí me educaron mis padres, abuelos y demás familia, el cura y el maestro; en aquellos años el maestro tenía autoridad, para educar en los valores de una sociedad de origen cristiano y de enseñar, lo que a él le habían enseñado, que por lo general no era demasiado; pero su autoridad no se discutía y si por algún motivo nos castigaba, lo último que se nos ocurría era ir a decírselo a nuestros padres, más bien hacíamos todo lo posible para que no se enteraran.

Las cosechas en educación, de los planes de los últimos 35 años, no pueden ser más escasas, como comenzaría Franco: «después de 35 años de pertinaz sequía», (educativa, se entiende), tenemos las Cortes llenas de mal educados», y con un nivel de conocimientos en gramática, tan bajo, que confunden un ¿adverbio con un genitivo? Cada vez que oigo, no sólo a diputados y senadores, también a periodistas, decir, por ejemplo, ante el edificio de las Cortes Españolas: «detrás mío», me gustaría decirle que «las Cortes no son suyas, están «detrás de él, o ella», por tanto deberían decir «detrás de mí».

En bable a la cuadra de las vacas, y de los burros, las llaman cortes; un buen maestro asturiano, diría , «toda la vida desasnando y tengo las cortes llenas». ¿Estas «cortes» pueden elaborar una ley de Educación?, si van, no ya sin corbata, mal vestidos, mal peinados, en mangas de camisa, se sientan en el suelo, etc..

En España necesitamos devolver la educación a la familia, que es quien debe decidir si sus niños deben recibir una educación, cristiana, judía, mahometana, budista... o agnóstica, y que el Estado se ocupe de que los estudiantes aprendan, cuanto más mejor, de las distintas disciplinas que ellos mismos elijan, para lo cual necesitamos un Ministerio de Enseñanza, que se ocupe de buscar y encontrar a los maestros mejor preparados en cada disciplina, para que, a su vez, formen a los futuros maestros, que actualmente tienen un nivel muy bajo, pues esto es lo que se deduce del mencionado informe Pisa.

Dada la situación actual, la Real Academia de la Lengua debiera implicarse en la tarea de seleccionar a los profesores, pues es inconcebible que los actuales maestros, no sepan, por ejemplo, que en el idioma castellano no sólo tenemos dos géneros, «masculino y femenino», y no estoy exagerando, pues un día, de este mismo año, una alumna de magisterio, en una conversación de familia, dijo : «mañana tengo que llevar a mi abuelo a la médica»; entre los estudiantes de medicina se dice que la asignatura más difícil de la carrera es «la médica», la mujer del médico, no la asignatura.

A propósito de esta palabra la pregunté si en la facultad no explicaban que en castellano tenemos seis, no sólo dos géneros, y resulta que no lo sabía, desconocía totalmente los géneros «común», «epiceno» y «ambiguo», del «neutro», al menos había oído algo. Ante la comprobación de este déficit académico y teniendo en cuenta que tenía que hacer prácticas en un centro de primaria, la pasé el siguiente texto:

Géneros: En castellano, tenemos seis géneros : «masculino», «femenino», «neutro», «común», «epiceno» y «ambiguo». Parece ser que, ni en primaria, ni en secundaria, ni en la universidad, se explican las diferencias entre los géneros gramaticales, pues al parecer, se desconocen los siguientes: común, epiceno y ambiguo. Ejemplos de común: albañil, juez, médico o fiscal (oficios); codorniz, lince, cogujada, chimpacé o jilguero (animales); ysartén, mar, canal o linde (cosas).

Si los profesores no saben gramática es imposible que se la puedan enseñar a los estudiantes.

La Academia ha admitido recientemente en la profesión de «juez», el femenino «jueza», lo que es absurdo, pues en las profesiones y oficios con sólo poner delante los artículos «el» o «la» es suficiente para distinguir si se trata de un hombre o una mujer : «el pianista» y «la pianista», pero no el ¡pianisto!, la ¡estudianta!, la ¡miembra!, la ¡albañila!, ni la ¡jueza!

En el caso de los animales se designa el sexo añadiendo las palabras: macho o hembra, «lince macho» o «lince hembra» , pero ni ¡linzo! ni ¡linza! Para las cosas es igual decir «el mar» que «la mar», la «sartén», que el «sartén», su uso depende de las distintas partes de España

Hay que explicar, que los apellidos no tienen plural. He visto calles con los nombres: los Machados, los Prietos, los Blancos, etc. A quien se le ocurriría poner a una calle «los Pérezes» o «los Rodríguezes».

Pero no me extrañaría que la élite que han elegido los madrileños, (lo que indica su nivel cultural), para su Ayuntamiento, a una calle la pongan : «los Podemos», o ¡las Podemas!, con tantos premios Nobel de Literatura, en Podemos, no sería nada de extrañar que se le ocurriera a cualquier piquituerta.

No me extraña que estemos a la cola de la Ocde en las asignaturas de Gramática, Matemáticas, Ciencias y demás disciplinas de la Educación Secundaria Obligatoria; afortunadamente a mí me toco estudiar la Enseñanza Secundaria no Obligatoria, E.S.n.O. Lo que los alumnos necesitan es que se les «enseñe» y que al Bachillerato y a la Universidad lleguen ya educados.

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