Diario de León
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NOS HALLAMOS, en primer lugar, ante un Santo refranero por excelencia, tanto en nuestra tierra como en casi todas las hispanas. Así recordemos algunos ejemplos al respecto:

«Por San Antón la buena pita pon-¦»

, o «

San Antonio laconero echa tocino al puchero»;

o esta otra curiosa y carnavalesca relativa a Ciudad Rodrigo:

«Por San Antón mascaritas son».

La figura de San Antonio Abad es una de las tradicionalmente consideradas con carácter de patrón talismán o protector contra algún mal. Este conjunto de Santos se identifica como los

«santos de invierno», «Santos barbudos», «santos con botas»,

etcétera y entre ellos se encuentran San Sebastián, Santo Tirso, San Blas, Santa Águeda, Santa Brígida -”cuya fiesta en algunos lugares de León se denomina

«Santo Tormentero»

-”, etcétera. Pues bien, en esta ancestral adjudicación popular de patronazgos, a San Antón le ha caído la función de ejercer de patrono de los animales. Por ello, su fiesta es muy celebrada por toda España y bajo fórmulas muy similares.

En su noche o en la de su víspera podemos encontrarnos numerosas hogueras y luminarias, algunas de gran fama y magnitud. Un tipo de manifestación etnográfica que en esta provincia se repite cada año entre otros lugares en Villademor de La Vega. Pero quiero referirme a otros ejemplos ibéricos como son los de las vistosas y fotogénicas hogueras del abulense pueblo de San Bartolomé de Pinares, lugar donde enormes piras son atravesadas a caballo intrépidamente por jinetes locales. O a las innumerables

lumbres

que en honor de Sant Antoni se efectúan por todo el levante y los antiguos territorios de la corona de Aragón. Muchas de ellas caracterizadas por la presencia de grotescos personajes emparentados con el ya presente tiempo de carnaval. Un género de personajes que, por lo general aparecen ataviados de diablos deambulando alrededor de la hoguera y que, desgajados de esta fiesta, han dado lugar a los coloristas, pirotécnicos y recientes espectáculos de calle levantinos conocidos como

«dimonis»

. Es el caso entre otras de la localidad turolense de La Fresneda o integrándose en una danza o una procesión como en Algaida y Pollensa, ambas en las isla de Mallorca.

No obstante, muchísimas son las hogueras mas modestas y recoletas o «de barriada» que, en honor a san Antón, se encienden por todo el territorio nacional. A sus brasas no sólo se salta, se procesiona y vitorea como en el caso de

«la Encmisada»

de Estercuel; o se tocan instrumentos musicales, como los cencerros y cuernos de

«los trucos»

del pirenaico Valle de Chistau y se danza cantando a su alrededor; sino que en ellas, numerosos vecinos preparan y degustan productos típicos del cerdo en compañía de otros dulces y típicos panes. Panecillos, aplastados, metidos en harina y escasos de sal, marcados con una cruz, que por tierras leonesas se llaman «cotinos» y por otros lares «panes de San Antón». Estos se suelen distribuir tras la bendición de los animales.

En la capital leonesa las costumbres del reparto de cotinos y de la bendición de animales han mantenido su dinámica tradicional hasta prácticamente los años setenta del pasado siglo, primero en la plaza de San Marcelo, frente al antiguo Hospital de San Antonio Abad, entonces ubicado uniendo esa iglesia y el edificio del Ayuntamiento, en el solar donde hoy esta la calle de Legión VII. Y en los últimos tiempos en la capilla de su mas reciente y actual ubicación, en el complejo hospitalario.

Afortunadamente en la provincia sí se ha mantenido diversas costumbres alrededor de esta celebración como en varias ocasiones ya he detallado desde estas páginas. Quiero recordar a los cofrades de San Antón de La Bañeza y Astorga, en Laguna de Negrillos o Algadefe, con sus procesiones, jornada de fraternidad y colación de viandas del cerdo. Rifa del tradicional y magnífico cerdo de San Antón ante el astorgano templo de Puerta Rey o el bañezano de El Salvador, por no citar el gochín mas modesto y chiquitín del berciano Calamocos. No quiero olvidar la cita de las subastas de las tartas ofrecidas al Santo en Algadefe, Laguna de Negrillos y otros lugares del Páramo y El Esla, que sustituyen o acompañan a las de

«jetas y pezuñas»

tan tradicionales, antaño donadas por los vecinos para ser subastadas igualmente en ese día.

Completan el abanico de actividades de esta fiesta las inevitables bendiciones de animales y mascotas. Acto religioso que además de en varias de las localidades citadas, afortunadamente y desde hace pocos años se ha recuperado en otras como Cacabelos, o la propia capital leonesa, en este caso por elogiable iniciativa de la Protectora de Animales local. La otra actividad típica de esta fiesta en fase de recuperación para muchos pueblos leoneses y otros de provincias limítrofes es la del recitado de «refranes». Consisten estos en unos simpáticos versos populares que eran recitados en los atrios de las iglesias por típicos personajes, -”híbrido entre versolari y monologuista-”, montados a lomos de adornados borricos. Su temática satírica va contando al Santo y a los presentes los sucedidos del año en clave de humor. El último representante activo de esta saga de rapsodas en nuestra provincia es

«Leonís»

, del pueblo de Las Grañeras.

En aras de no dejar perder nuestras tradiciones, procuremos todos los vecinos de las comarcas leonesas asistir a este abanico de eventos expuesto. Un conjunto del que afortunadamente podemos sentirnos orgullosos. Y en concreto en la capital leonesa, acudamos a las siete de la tarde del sábado diecisiete, en la acera de Botines, a la hoguera de San Antón, al reparto de

«cotinos»

y reconfortémonos con un caliente y rico

«fervudo»

, pudiendo participar de la rifa del gocho de San Antón y a la vez divirtámonos con la sorprendente escucha de los

«refranes»

al Santo. Refranes en esta ocasión recitados por el cuentacuentos leonés Manuel Ferrero. En suma, unos sencillos y entrañables actos que la Asociación San Francisco El Real Extramuros de León, muy próxima a la Cofradía del Santísimo. Cristo de la Expiración y el Silencio, intenta recuperar y poner en valor tradicional. Como también lo hace la Protectora de Animales de León, entidad que, el domingo dieciocho y tras la misa de doce de San Martín, llevará a efecto en colaboración con esta parroquia el bonito acto de la bendición de animales y mascotas en nuestra Plaza Mayor. Pues, paisanos: ¡Que viva San Antón!

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