Diario de León

¿Reestructuración tecnológica en la medicina rural?

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Un día de estos de julio leí con atención las declaraciones de Verónica Casado, consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León. La señora consejera es médica de Atención Primaria (A.P.) o médica de Familia. El concepto de médico de Familia, es claro y meridiano, de Familia… Fue elegida en 2108 por la organización de médicos de A.P. como el mejor médico de Familia del mundo. Incluso ella se definió en esta circunstancia como mejor médico de «personas». Ella misma, la señora Verónica Casado declaró en su nombramiento como consejera de Sanidad que «la A. Primaria no ha sido bien tratada». Que la crisis (de 2008), la menor financiación y los sueldos congelados la han llevado a «esta situación» (2019) especialmente dramática por lo que hay que «poner dinero». Lo del coronavirus vino después de hacer estas declaraciones.

A día de hoy, la gestión de la señora Casado está repleta de críticas e incluso de demandas judiciales en la gestión de residencias y hospitales. Aunque yo me voy a detener más en la Medicina Rural, en la medicina de APD (Atención Publica Domiciliaria) de la que soy funcionario jubilado y hoy llamada Medicina de Familia.

Este día al que me remito, la señora Casado resume en diez puntos sus prioridades para la actualidad ya del Covid-19. El siguiente día, en el Diario de León, trataba de explicar lo inexplicable, el porqué en la medicina rural, no debe de haber atención sanitaria presencial, sino atención vía telefónica, es decir «telemedicina».

De estos diez puntos voy a fijarme en tres fundamentalmente (los diez son importantes, pero se escapan a las posibilidades de este artículo y sus limitaciones).

—El primero habla de la urgente reorganización para afrontar más de 1.100 jubilaciones (médicos y enfermeros) en los próximos 4 años por el envejecimiento de la plantilla que obliga a buscar soluciones… para asumir los cuidados de una población envejecida y pluripatológica. Que yo sepa y de toda la vida las poblaciones sanitarias envejecidas se restituyen con otras más jóvenes, es una ley natural. Siempre fue así.

Cuando un médico o enfermero de Familia se jubile ofrézcale a otro un contrato con, al menos, las mismas condiciones de quien se ha jubilado y no los contratos basura que se les ofrece

Suprimir, no es dar soluciones y mire se las voy a dar yo en dos palabras. Cuando yo me jubilé, alguien ocupó mi plaza con las mismas condiciones que yo tenía. Pues señora, lo tiene fácil, cuando un médico o enfermero de Familia se jubile ofrézcale a otro un contrato con, al menos, las mismas condiciones de quien se ha jubilado y no los contratos basura que se les ofrece. Denles garantías de seguridad en el trabajo, adapten la capacidad a las necesidades… ténganles contentos. Lo demás viene rodado. Cubran las jubilaciones… las vacaciones… los días libres… ¿No hay médicos?

¡No entiendo! ¿Es que acaso de las facultades ya no salen médicos? Donde se meten, aparte de los que se van de España o a otras comunidades donde les pagan más. ¡Ya sé!, los tienen trabajando con sueldos y contratos precarios y ahora pues claro… suspiran por ellos. Que lamentable. Sus explicaciones enrevesadas no me convencen.

—Paso al cuarto que dice: «Los consultorios rurales y la atención telefónica para evitar contagios». Señora, Ud. fue quien dijo que esto se arreglaba «poniendo dinero». No existía aún el Covid. Y en efecto es un problema económico. Sin parar a pensar en que los vecinos de esos lugares apartados y vaciados, tienen sus viviendas, sus tradiciones, sus costumbres, «su sanidad», e incluso sus emociones con las que ustedes pretenden jugar. Dígame Ud. si es capaz de comprometerse a llevar a cada vecino, un teléfono móvil adecuado al tiempo, con vía gratuita de su uso, con seguridad de conexión, con cobertura garantizada y esto durante los 365 días del año y además a enseñarles su funcionamiento. Pero no a través de un programa enlatado en el que una persona habla, que si esto oprima 1, que si lo otro oprima 2… Lo más seguro es que se equivoque en el número que tiene que marcar, para poder seguir conectado y cuelgue.

Aún así, en estas condiciones soy capaz hasta de entenderlo, si no es así no trate de explicarlo dándole vueltas al «asunto» como se la ha dado en su muy amplia disertación.

Si Ud. no es capaz de conseguir esto, «no es la mejor medica de A.P. del mundo, puede ser la más amable o puede ser la más adecuada para su partido político».

—Me cuesta trabajo pasar sin comentar por el resto de sus puntos hasta llegar al diez en el que hace un alarde de lo bueno que va a ser «el papel de la telemedicina en la postpandemia». Lo será sin duda para la Administración a la cual Ud. representa.

Insisto señora Ud. dijo antes de la pandemia que el futuro de la A.P. era la telemedicina y que lo que había que hacer era «poner dinero». Me lo pone claro, hágalo, no sé a qué espera, y si ahora no piensa lo mismo es que ha cambiado de opinión o la han hecho cambiar y en cualquiera de los dos casos Ud. debe de irse. Si señora, debe de irse. No me convencen las «extenuantes» explicaciones que da. Me pongo en la piel de los pacientes que viven en sus lugares de origen, conozco la situación, me enfrenté a ella muchas veces durante largos años y si le digo la verdad, fue muy gratificante, mucho más de los también largos años que fui médico de Familia ya en la capital. Están abriendo ustedes una brecha inédita en la atención médica a la población rural y lo quieren arreglar desde ya. La telemedicina ha venido para quedarse. «Que dios nos pille confesados». Y los 250 profesionales que piensan «contratar» no les darán para nada…

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