Diario de León

El ridículo de las mociones de censura

Publicado por
José María Prieto Serra | Escritor
León

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Vaya racha que llevamos. No salimos de una y entramos en otra. Por mucho que conozcamos el pensamiento de San Ignacio de Loyola, quien defendía que en tiempo de tribulaciones, no es conveniente hacer mudanzas, aquí cada uno va a lo suyo. No tenemos arreglo. Gusta tanto el poder, y solo el poder, a la mediocridad que nos gobierna que, cuando pisan moqueta y entran en coche oficial, para qué las prisas. Ya no entienden de otra cosa.

Enorme vergüenza el espectáculo de las mociones de censura en Murcia y parece que, en Castilla y León. ¿Tanto apego tiene esta gente a una actividad que, por la forma como se desenvuelven en ella, produce auténtica vergüenza y ellos ni se inmutan? También aquí hay que decir ellos y ellas, ya saben, lo de la igualdad.

Como algún medio ha titulado, hemos pasado una semana horribilis . ¿Y cuál es el resultado de todo esto? Pues que un partido que al nacer llamó la atención su definición de liberales y que, hoy, está asistiendo a su desaparición. Otra pena.

Y por mucho que queramos presumir de que somos una democracia muy consolidada, pues una de dos; o las demás democracias no lo son, o actúan de forma diametralmente diferente a la actuación de la nuestra.

Algo pasa y no nos damos cuenta o no queremos verlo. Preguntando a cualquier ciudadano español, al que trabaja todos lo días, claro, el que tiene la suerte de tener su trabajo, al que paga sus impuestos, al que lleva a los hijos al colegio, al que presencia las actuaciones y las declaraciones de nuestros políticos, y se le pregunta a ese ciudadano, ¿cómo definiría usted a nuestra democracia comparándola con las de otros países? ¿De verdad creemos que contestaría que «tenemos una democracia consolidada que actúa como todas las demás»? Estamos muy equivocados. Mejor dicho, no tenemos ni idea.

Estamos, desgraciadamente muy lejos de ser esa democracia que siempre ponemos como ejemplo y que ya ha echado raíces, allá donde gobierne. Esa es la situación, nos guste o no. Claro que no nos gusta pero esa es la situación. Da vergüenza escuchar las mentiras del presidente del Gobierno, los desvaríos, del Dr. Simón, las opiniones de la ministra de Sanidad. Todos ellos hablando de la pandemia y las circunstancias que la rodean. ¿Pero es qué no hay una mente sencilla, clara, coherente y que diga las cosas tal como son, sin engañarnos?

No digamos, cuando el ministro Ávalos habla de la famosa vice venezolana que todavía sigue defendiendo el ministro que esa señora no pisó suelo español, en su famosa escala en el Aeropuerto Adolfo Suarez, Madrid-Barajas, o sea que ella levitó. Y todos nos quedamos tan anchos. ¿Esto es una democracia como las que admiramos por ahí fuera? ¡No me haga reír que tengo el labio partido!

Y, después de esta pequeña colección de episodios, vienen estos políticos y plantean una moción de censura o dos, sin despeinarse y, eso sí, sin avisar.

Y para colmo de los colmos, el vice Iglesias abandona el gobierno y se apunta a las elecciones de la Comunidad de Madrid, para en palabras suyas «echar a Ayuso».

Nos podrían pasar más cosas pero no de mayor calado. Otra cosa es que nos demos cuenta, que creo que no. En fin, también la pandemia trae estos episodios que parecerían mentira si no fuera que los estamos viviendo. El caso es tenernos absolutamente concentrados en la pandemia y en las consecuencias que de ella se desprenden. La gente dimite, ¿dimite? se mueve, especula, hace cálculos, se reinventa, protesta, con razón, por el lío de las vacunas ,y al final, todo sigue prácticamente igual. Ese es nuestro sino hasta que llegue el salvador.

Pero, por ahora, estamos demasiado concentrados en las vacunas que deben acercarnos a lo que llamamos normalidad. Después será el momento de analizar las barbaridades que hace el gobierno para no soltar el poder que su principal objetivo. No tenemos remedio.

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