Diario de León

Sánchez: hay que normalizar tu presidencia

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Los que vivimos las etapas de Franco, los inicios de la democracia y la democracia, teóricamente consolidada, no hemos visto tales atentados contra la Constitución, contra España, contra el Estado y contra todas las instituciones como las que está manipulando y va a poner en marcha el Gobierno y como artífice principal su presidente, un tal Pedro Sánchez, tildado por algunos, como Pedro I el Mentiroso. Para justificar sus atropellos constitucionales: indultos, rebaja del delito de sedición o de malversación y, quizás una posible amnistía, ha dicho en Cataluña que hay que normalizar la situación catalana, sacar y dejar fuera la judicialización que es una rémora del pasado.

Este Sánchez no hay por donde atraparlo. Es un mentiroso compulsivo. Yo no sé si este personaje es consciente de lo que ha dicho y de lo que dice. Desde el punto de vista psiquiátrico tiene dos personalidades porque, si supiera que ha dicho en el pasado y fuera consciente, se avergonzaría de sus dichos actuales. Promesas como: nunca pactaré con Iglesias, me quitaría el sueño. Nunca pactaré con los independentistas. Soy partidario del cumplimiento íntegro de las penas. Nunca se puede pactar con aquellos que regaron de sangre el suelo patrio. La moción de censura fue contra Mariano Rajoy fue un resquicio para justificar la corrupción de su partido.

Todos los pasos que ha dado el Gobierno, con su presidente al frente, referido a las instituciones, han sido y son para normalizar la Presidencia de Sánchez. En la historia de la democracia no ha habido un atentado tan grave contra las instituciones y, sobre todo, con la judicialización de la vida política. Se trata exclusivamente de proteger todos los desmanes que el Gobierno está permitiendo a sus socios: los independentistas catalanes y los filos etarras, representados por Bildu.

Normalizar la vida política en España es entrar en un retroceso histórico y recordar las etapas negras de la historia de mediados del siglo XX. El Gobierno ha conseguido lo que pretendía. No sé si mañana gobernará otro partido en España, pero, de ser así, va a estar maniatado ya que todas las decisiones legislativas van a ser recurridas ante los tribunales y estos dictarán sus sentencias en contra del Gobierno que esté al frente de España. Sánchez ha conseguido: dominar el CIS, para que todas las encuestas le sean favorables. Ha entregado el CNI o lo ha expuesto a los intereses de la extrema izquierda y de los independentistas. Hoy, ya domina el Tribunal Constitucional. Se presume que todos los recursos que, en su día, tramitó el Partido Popular, Vox ect. van a ser rechazados dado que sus miembros han sido colocados por el Gobierno. Indra, empres semiestatal, está influenciada por consejeros nombrados a dedo por el Gobierno. Nos tememos que en las elecciones puede haber un pucherazo ya que es la encargada de realizar los resultados de un proceso electoral. Los independentistas ya podrán realizar una referéndum o consulta que, siendo contrario a la Constitución, recurrida el tribunal lo resolverá a fin a la causa independentista. El Gobierno catalán tiene en marcha modificar su Estatuto de autonomía. Incluirá él derecho de autodeterminación o asumirá otras competencias del Estado y, recurridas, serán rechazadas, porque los Tribunales estarán vendidos a la causa. La Fiscalía del Estado ya sirve a Sánchez. En breve, el Consejo General del Poder Judicial. No cabe duda de que Sánchez solo dijo una verdad. Le preguntaron de ¿Quién depende la Justicia? La respuesta fue: del Gobierno.

Todo está al alcance de Pedro, I el Mentiroso. Ya nada se le escapa a este Gobierno. Ha proyectado el futuro y gobernará en la oposición. Ha caído en manos de su socio comunista. Ha conseguido lo que fueron los más sanguinarios poderes comunistas de la Historia. Nos acercamos a Venezuela, Cuba, Nicaragua. Es igual. Cuando no hay sentido de Estado, ni de patria, de ni de dignidad y solo hay ansias de poder, todo está justificado.

Pedro ha rescatado de Largo Caballero lo más negro de aquel socialismo revolucionario y comunista. La democracia para Pedro Sánchez es una expresión social pero no un convencimiento personal. Cuando el ego es su bandera, no puede haber libertad. Me permito plagiar varios comentarios de revolucionario socialista Largo Caballero y las hemerotecas están para justificar los hechos tanto actuales como en la Segunda República.

Largo Caballero decía: «La transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas. Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución, tendremos que conquistarlo de otra manera. Quiero decirles a las derechas que, si triunfamos, colaboraremos con nuestros aliados. Pero, si triunfan las derechas, nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos. No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad. Hay que apoderarse del poder político, pero la revolución se hace violentamente, luchando y no con discursos. El Partido Socialista no es reformista, cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo. El temperamento, la ideología y la educación de nuestro partido no son para ir al reformismo. Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos».

Largo Caballero y Prieto, este también socialista a quien se le atribuye el dicho que las elecciones si no se ganan en las urnas hay que ganarlas con las pistolas. A estos dos personajes socialistas que se caracterizaron por su amor a la patria eran miembros del gobierno republicano que perpetró el mayor robo de la historia del España: el del oro del Banco de España, enviado a Moscú y del que nada se supo.

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