Diario de León

El tren en el noroeste: el que nunca llega, y si lo hace es tarde y mal

Publicado por
Jonás Santamaría García, responsable de Asuntos Sociales de Juventudes Leonesistas
León

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La Unión Europea ha puesto como límite el año 2030 para que el volumen de mercancías transportadas por ferrocarril fuera de un 30%. Sin embargo, actualmente en nuestro país, apenas el 4% de ellas se mueven sobre las vías. Pero tenemos sobre la mesa proyectos de desarrollo ferroviario, tanto de mercancías como de viajeros, que se desarrollan paralelamente, pero con acusadas diferencias. Dos caras de una misma moneda: el Corredor Mediterráneo y el Corredor Atlántico.

Por su parte, el comisionado del Corredor Mediterráneo ya tiene un plan estratégico para su desarrollo al 100%, unos plazos y unas fechas concretas de actuación de aquí a tres años, para finalizar las electrificaciones, cambios en el ancho de vía etc. Sin embargo, y en lo que a los leoneses nos respecta, el Corredor Atlántico no tiene un ritmo tan bueno como su vecino mediterráneo. Y es que en el norte los proyectos están aún en pañales, y hasta nuestro vecino país francés ha mostrado su descontento con la prórroga hasta 2046 (mitad de siglo) del enlace por el País Vasco.

Y podría ser peor. El proyecto original que se planteó atravesaba Castilla en dirección Portugal, cómo no, con parada en Madrid. Pero tras la presión desplegada por Asturias se consiguió incluir a ésta en el plan. Aunque los plazos, como de costumbre, siguen siendo eternos, y la variante de Pajares, que debería haber operado ya en mayo, no lo hará hasta previsiblemente después del verano.

Han sido un cúmulo de malas decisiones, de tomaduras de pelo que cada vez van más lejos y de un centralismo salvaje que omite las necesidades de la periferia, han sido y serán las causas de este abandono. Una vía de la plata vertebradora, una estructura ferroviaria como la de la provincia leonesa y unas conexiones portuarias de calidad como la asturiana, la gallega o la cántabra no han sido suficientes motivos para que se siga desviando la atención y las inversiones al Corredor Mediterráneo.

Los trenes que no caben por los túneles, los enlaces eternos, los trenes que nunca llegan, las vías sin electrificar y los tramos abandonados son el paisaje ferroviario que se nos está quedando en el noroeste en detrimento del sureste, que al acabar esta década tendrá unos enlaces de calidad con el resto del continente europeo, mientras nosotros seguiremos esperando el tren que nunca llega.

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