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TRIBUNA / SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS

TRIBUNA / Tradición

"La tradición es necesaria, da empaque a la sociedad y la une", sostiene el autor

Publicado por
ARTURO PEREIRA
León

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Hablar de tradición o tradiciones en España es algo que como mínimo se puede calificar de inusual. No ocurre así, es más sucede todo lo contrario, en otras tierras como el Reino Unido. Allí, la tradición es muy importante en el desarrollo de las vidas de los ciudadanos tanto privadas como en la vida en sociedad.

La tradición supone una manifestación estética del sentir y vivir que, teniendo sus raíces en el pasado, lo hacemos presente dándole continuidad en el tiempo. Es, en definitiva, hacer presente el pasado. Supone dejarnos acompañar por la forma de entender la vida de nuestros antepasados.

La tradición es el germen de las naciones, de la cultura, del pensamiento y también del progreso. Algunos pensadores han pretendido oponer la tradición al progreso. Han querido interpretar la tradición como un palo en la rueda de la innovación, la creatividad y la modernidad. Yo soy de los que piensan que no solo no son opuestos, sino que sin una tradición sólida nadie puede progresar.

Dicho lo anterior, es conveniente matizar que no todas las tradiciones tienen cabida en todos los momentos históricos. De todos son conocidas algunas que han despertado el rechazo de la mayoría de la sociedad. Y este rechazo se genera porque nuevas formas de pensamiento, de cultura se imponen dejando sin espacio otras pretéritas que se consideran inaceptables.

De esa confrontación entre lo tradicional y lo emergente no siempre surge el vacío o nuevas actitudes banales. En determinadas ocasiones el resultado puede ser positivo y sirve el conflicto suscitado para precisamente impulsar el progreso. De ahí que la humanidad haya dejado atrás de hecho todo aquello que considera viejo o inútil.

Pero, debemos ser conscientes de que al adoptar una actitud desdeñosa hacia la tradición corremos el riesgo de cortar las raíces que a modo de palos del sombrajo fundamentan nuestra forma de vivir. Yo soy más partidario de la evolución que de la revolución, coincidiendo así con el maestro Goethe. Las tradiciones deben conservarse y en su caso modificarse, son un ancla para nosotros.

Una persona sin tradiciones, una familia o cualquier organización social que no sea depositaria de alguna tradición, carece de un elemento clave en su vida. Las grandes instituciones que han sobrevivido a lo largo de la historia son depositarias de venerables y muy arraigadas tradiciones.

Prueba de lo anterior es el espectáculo al que estamos asistiendo a raíz de la actitud del Primer Ministro británico Boris Johnson intentando hurtar la labor del parlamento. Las reacciones sociales, políticas y judiciales le han quitado la razón y lo han dejado en evidencia. La tradición parlamentaria británica, con todos sus rituales, difíciles de entender para un foráneo, es clave en el pensamiento sociológico de esa gran isla.

No han permitido que las veleidades de un primer ministro, por mucho que este represente, les aparte de su historia y de todo un símbolo de la democracia anglosajona. Eso dice mucho una sociedad que, frente a un despotismo, más o menos enmascarado de interés público y justificado como mandato del pueblo, intenta sustraer la voz parlamentaria y privar del debate sano y constructivo que ello conlleva.

Lástima que los españoles no defendamos nuestras tradiciones con tanta perseverancia. Y ello, a pesar de que no tienen nada que envidiar a las británicas. Sería bueno para nosotros tomar conciencia de que la tradición es necesaria, da empaque a una sociedad y la une. Por ello, también es bueno dar cabida a nuevas tradiciones allí donde no las hay, eso también es progreso.

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