Diario de León

La vacuna contra el covid 19: derecho y obligación

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Cuando los expertos comenzaron a hablar sobre una tercera vacuna contra el covid-19, me pareció que las farmacéuticas nos estaban tomando el pelo y pensé en rechazar la propuesta, no porque no confiara en los expertos en salud pública, sino porque me parecía injusto e insolidario la posibilidad de recibir una tercera vacuna cuando la mayor parte de África y de Hispanoamérica no han recibido aún la primera. Las razones que me convencieron para aceptar el refuerzo de la tercera vacuna fueron: la primera, por mi avanzada edad. Estadísticamente yo formo parte del colectivo de población vulnerable y más necesitada del refuerzo de una tercera vacuna, no solo por mí, sino también por los posibles contagios que pudiera ocasionar. En segundo lugar, porque vivo en una comunidad de vecinos y, por mis compromisos profesionales y sociales, tengo que asistir a reuniones con muchas personas, algunas de las cuales son también población vulnerable y no quiero ser responsable de su salud frente al covid y sus sucesivas mutaciones. La tercera razón por la que acepté la vacuna de refuerzo fue la llegada de la variante ómicron y la recomendación de los expertos, que han llegado a decir: “Si es Ud. mayor o padece enfermedades crónicas o tiene contacto con alguien que las padece, vacúnese. Este es un asunto de vida o muerte”. La mayoría de las personas mayores comprendemos este mensaje y nos dejamos aconsejar por los expertos. Pero, para aquellos negacionistas, el mejor mensaje podría ser el testimonio de aquellas personas que han estado enfermas, han perdido alguno de sus seres queridos o han muerto por el covid-19. Esto hace que se personalice la enfermedad y que no sea solo un conjunto de datos estadísticos. A medida que covid-19 se vuelve personal, que conoces a personas que han sufrido la enfermedad, las actitudes cambian.

Los medios de comunicación deberían ayudar a crear esta conciencia social y responsabilidad ciudadana, ofreciendo más testimonios personales de aquellos que han estado enfermos.

Aquellos que no escuchan a los médicos y profesionales de la salud pueden escuchar a personas que son como ellos mismos y que han sufrido en sus propias carnes los efectos de la pandemia. Lamentablemente, las leyes de privacidad prohíben que los medios de comunicación muestren los rostros de las personas enfermas, pero estas imágenes darían más fuerza a sus testimonios. Aunque los españoles seamos poco disciplinados y poco acostumbrados a recibir órdenes, las recomendaciones médicas parecen estar funcionando entre nosotros mejor que en los países de nuestro entorno.

Todos estamos sufriendo cansancio pero, a diferencia de cuando comenzó la pandemia, ahora sabemos qué hacer para vencerla

La mayoría de las personas han recibido la tercera vacuna, aunque algunos públicamente hayan jurado que no lo harían. Los empleadores, restaurantes, bares y tiendas pueden y deben exigir máscaras y certificado de vacunación. Habrá tarjetas de vacunación falsificadas, al igual que hay identificaciones falsas para fumar o beber, pero la mayoría de la gente cumplirá.

Para motivar la vacunación, las empresas deberían ofrecer premios, no solo amenazar con castigos. Ya lo están haciendo algunas aerolíneas, ofreciendo un trato preferencial en el embarque, equipaje facturado gratuito o puntos de kilometraje adicionales a los vacunados.

Todos estamos sufriendo cansancio y fatiga por el covid-19, pero, a diferencia de cuando comenzó la pandemia, ahora sabemos qué hacer para vencerla: vacunarse una, dos o hasta tres veces, si los expertos lo recomiendan, usar una mascarilla y mantener la distancia recomendada.

Nos lo debemos a nosotros mismos, se lo debemos a nuestros vecinos, amigos y familiares vulnerables y se lo debemos a la sociedad entera. Si queremos que las escuelas permanezcan abiertas, si queremos que las instituciones vuelvan a funcionar con normalidad, si queremos asistir a las celebraciones religiosas sin miedo, si queremos que la economía se reactive, tenemos que ser todos responsables.

Ante la pandemia, tenemos el derecho y el deber de vacunarnos y actuar siguiendo las recomendaciones de los expertos medico-sanitarios sin dejarnos influir por ideologías contrarias a la ciencia.

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