Diario de León
Publicado por
Patricia Fernández Martín, psicóloga clínica, Hospital Universitario Ramón y Cajal
León

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La pandemia del covid ha sido y sigue siendo una tragedia. No se puede minimizar ni banalizar su impacto en la sociedad. En los hospitales, lo hemos constatado de cerca. Pero, tras un año y varios meses, notamos que estamos ante una nueva etapa. Toca volver al lugar de partida tras un largo viaje. Nos espera nuestra Ítaca particular.

Para algunos, la pandemia apenas habrá tenido un impacto en sus vidas. Han encallado en la isla de la negación, gozando de la sensación de inmortalidad y de eterna juventud, por lo que no sentirán la necesidad de volver a Ítaca, ya que no iniciaron en ningún momento el viaje de partida.

Otros habrán atravesado numerosos contratiempos en este viaje, marcado por las ausencias, pérdidas, miedos, dudas, anhelos y restricciones. Habrán sufrido, reflexionado, dudado, llorado y seguramente habrán conocido, como Ulises, el infierno de cerca.

Han preferido convivir con la tristeza antes de quedarse en una felicidad artificial. Se habrán tenido que enfrentar a sus miedos en un viaje que ha sido de todo menos romántico.

Pero hay algo de heroico en esa travesía, como la que hizo Ulises, porque cada persona está vinculada a su condición humana que también es la de sufrir. Para estos viajeros, la experiencia de la pandemia habrá marcado para siempre su identidad.

En este momento de transición, aparecen las dudas y los bloqueos sobre el hecho de volver a casa y recuperar la vida previa. Cuesta tomar la decisión de retomar lo que se ha perdido, sobre todo lo que tiene que ver con el instinto de placer. Y uno duda de si este viaje habrá servido para algo.

Es hora de poner de relevancia y ser consciente de lo que ha significado. Agradecer a los acompañantes fieles, perdonar a los que han puesto zancadillas y proyectarse ante un futuro con ilusión, aunque esté teñido de nostalgia.

No hay regreso limpio al hogar. La nostalgia no tiene que parecerse a la melancolía que mira hacia atrás y genera pasividad. Se trata más bien de pasar a la acción de forma cautelosa y prudente. Ulises es también el arquetipo de un ser humano proyectado ante el futuro, que mira hacia delante con interés y curiosidad.

Haber realizado un viaje de ida y vuelta sirve para afrontar lo que viene a partir de ahora. Como Ulises.

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