Diario de León

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No hay manera. Cada vez que sale a la palestra el tema del idioma español en Cataluña, siempre hay una gatera por donde escaparse. Incluso el gordito ministro Castell, es muy partidario de dar explicaciones que suelen ser bastante complicadas de entender y, desde luego pensadas siempre muy a favor de que el idioma español, siempre se quede fuera de juego.

Parece que ahora, incluso se puede ¿se debe? protestar cuando un profesor quiere o decide dar sus clases en español, en escuelas catalanas. Hasta dónde vamos a llegar. También se ha puesto encima de la mesa, desconozco si se lleva a cabo, aunque sólo haber tenido la idea, ya causa risa por no decir una palabrota, que los niños en los recreos no puedan hablar español. ¿Dónde estamos, Dios mío?

Pero, este tipo de cosas que, fuera de la comunidad catalana, causa verdadera risa, para ellos, para los catalanes, forma parte de la serie de prebendas que piden al Gobierno cuando de negociar algo se trata. Por supuesto, al final se salen con la suya y España, cada vez más, se parece a un zoco cualquiera donde cada uno habla lo que le da la gana. Y, damas y caballeros, este es el país que dice el presidente del Gobierno, que va mejor y que el crecimiento que se avecina será espectacular y admirado por todos. Bien saben ustedes que eso, también es mentira. España está atravesando una situación, ocultada a los propios españoles, que da pena verla. Bien es cierto que, por otro lado, la oposición, emplea su tiempo en pelearse entre ellos ignorando, o no, que quién sale beneficiado de esas ‘peleas’ será siempre el actual gobierno. ¿Merece la pena, pensando en España?

España, cada vez más, se parece a un zoco cualquiera donde cada uno habla lo que le da la gana

No se arregla el uso del idioma español en un colegio español, como son los colegios catalanes. Tampoco se arregla ese mismo problema en la administración catalana donde se vuelve a marginar el idioma español, no se arregla, de acuerdo con lo que dice nuestra Constitución, el tema de las banderas españolas en edificios oficiales catalanes. Cunde el pánico cuando se interpela para que en la Generalidad, pongo por caso, no se exhiba la bandera española. Todo eso debe arreglarlo un Gobierno que gobierne de acuerdo con la Constitución que ha sido aprobada por los españoles

¿De modo que estamos viviendo algo lógico? ¿Por qué siempre tiene que ceder el Gobierno español ante los hechos que pone en marcha la Generalidad catalana y no es al revés? Que le mueve a este presidente que tenemos siempre conceder las peticiones que se le hacen desde aquella comunidad?

¿Aceptaría el presidente que sus hijas estudiaran en un colegio español sin posibilidad de hablar o escribir en español? No se lo cree ni él.

Este tipo de problemas que está viviendo la sociedad española, no es conveniente que se enquisten. Si eso ocurre, costará muchísimo dinero y esfuerzo volver a recuperar lo que nunca debió hacerse. Ir cercenando poco a poco o mucho a mucho el idioma español en Cataluña.

Da mucha pena, ser testigo de lo que siempre fue Cataluña, siempre a la vanguardia de todo lo bueno, lo interesante, lo cultural, etc. y ahora ver en que emplean su tiempo los que se empeñan en algo que suena mucho más a rencor que a posibilidades de futuro, donde se podrían conseguir logros de interés que, cada vez les resulta más difícil obtenerlos.

Internacionalmente es reconocido el bajón de Cataluña cuando se la compara con su no tan lejana historia, cuando las gentes se encontraban allí con ambientes y entornos que siempre se desarrollaban en ambientes de consenso y pensando siempre en la excelencia. El cambio es brutal.

No sabemos aceptar nuestra propia historia, siempre estamos erigiéndonos en los mejores para no llegar, al final, a ningún sitio. Así nos va.

Consecuencia de todo eso... estamos queriendo arreglar cosas que no tienen arreglo que no sabemos consensuar, o sea ceder, en beneficio de un país que es el nuestro. Aunque no lo aceptemos, aquí, la burra siempre vuelve al trigo.

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