Diario de León

LA MENTIRA QUE CONVIRTIÓ EN ICONO A LA MONA LISA

El ladrón leonés que endiosó a la Gioconda

La prensa internacional dio pábulo a la historia de que el cuadro sustraído del Museo del Louvre estaba en la capital leonesa

Momento en el que La Gioconda es duvuelta al Louvre. ARCHIVO

Verónica Viñas
León

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La mañana del 21 de agosto de 1911 La Gioconda desapareció sin dejar rastro. Ocurrió un día en que el museo estaba cerrado. El robo convirtió la pintura de Leonardo Da Vinci en la más famosa del mundo. La obra, que entonces no era tan conocida, estuvo en paradero desconocido durante más de dos años.

Los ojos del mundo se posaron en León. La prensa internacional se hizo eco de la posibilidad de que el ladrón fuera de esta ciudad o hubiera escondido aquí la gran obra que Da Vinci pintó entre 1503 y 1506. El profesor Jesús F. Pascual Molina indagó el caso y publicó un interesante trabajo titulado El robo de la Gioconda en la prensa española (1911-1914). El nacimiento de un icono artístico, donde aborda cómo una obra de arte que apenas era conocida se convirtió, tras su desaparición, en la más famosa del mundo. «La gente hasta visitaba el Louvre para ver el hueco del cuadro», relata. Durante el tiempo en que el lienzo permaneció desaparecido el museo batió un récord de visitantes. El robo fue, en realidad, muy sencillo. Entonces la gran pinacoteca parisina apenas tenía medidas de seguridad y artistas como Picasso y Apollinaire disfrutaban llevándose y devolviendo piezas de una colección de estatuillas íberas que marcaron profundamente al autor del Guernica. De hecho, ambos fueron investigados por la Policía tras el robo.

La primera «fake news»

Pascual Molina centró sus pesquisas en rastrear la prensa de la época. Periódicos como ABC o El Norte de Castilla publicaron que un personaje leonés o refugiado en León era quien había sustraído el cuadro. Pero no fueron los únicos. Rotativos de otros países europeos «copiaron» la noticia. Al final, tuvo que intervenir el embajador de Francia, que se encontraba de visita en España, para desmentir las informaciones. Según Pascual, todo fue fruto de la broma que unos periodistas le gastaron a un corresponsal, quien reenvió la noticia por cable, de ahí el revuelo que se levantó en Europa.

Personalidades destacadas del momento, como la escritora Emilia Pardo Bazán, descartaron taron desde el primer momento la veracidad de la noticia. El propio rey Alfonso XII comentó que le parecía raro que apareciera una obra de arte cuando lo habitual era que aquí el patrimonio desapareciera. Diario de León publica el 11 de septiembre de 1911: «Respecto al robo de la Gioconda y su hallazgo en León, hemos visitado a las personas que se citan en varios periódicos de Madrid y resulta un infundio colosal, pues no hay hallazgo, y pudiera resultar nada más que una broma pesada a los periodistas franceses». Muchos anunciantes de la época aprovecharon el robo como reclamo para vender desde reproducciones del cuadro a perfumes y corsés «para estar tan guapa como la Mona Lisa».

El bulo de un ladrón leonés es uno de los primeros casos de fake news que dieron la vuelta al mundo.

En realidad, quien se llevó el cuadro fue Vicente Peruggia, un ex empleado del museo. El ladrón se escondió en un armario del Louvre el domingo y salió a primera hora del lunes, día de descanso semanal del museo. Horas antes había descolgado el cuadro, que se llevó oculto bajo el abrigo. El robo no se detectó hasta el martes. Fue un escándalo mundial.

Durante el tiempo en que la obra estuvo desaparecida se convirtió en un icono internacional. Aparecía en postales, vallas, cajas de chocolate…. Hasta que Peruggia fue detenido cuando intentaba vender el cuadro a un anticuario de Florencia. El ladrón aseguró que había actuado en solitario y que su intención no era enriquecerse, sino devolver la obra de Da Vinci que, según él, Napoleón había expoliado a Italia, aunque fue el propio artista quien la trasladó a Francia en 1516 cuando aceptó trasladarse al Loira por invitación del rey Francisco I. Al final, Peruggia fue condenado a siete meses de prisión. Algunos investigadores consideran al aristócrata argentino Eduardo de Valfierno el autor intelectual del robo. Valfierno habría hecho pintar seis copias del cuadro al conocido falsificador Yves Chaudron y las habría vendido por cantidades desorbitadas. Pero otros historiadores apuntan como promotor del robo al traficante alemán Otto Rosenberg. Picasso no solo fue unos de los primeros sospechosos del robo de la Giogonda, sino que su amigo Apollinaire fue quien delató al pintor malagueño como autor. La policía francesa detuvo a Picasso para un interrogatorio y poco tiempo después los dos serían liberados sin consecuencias.

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