Sostenibilidad y pensión mínima, los otros escollos del Pacto de Toledo
La comisión trabaja para cerrar este miércoles un acuerdo sobre la fórmula de revalorización.

Una protesta para exigir la revalorización. JUAN CARLOS HIDALGO
Lucía Palacios | Madrid
Semana clave para el Pacto de Toledo, la comisión parlamentaria que tiene entre sus manos el difícil reto de analizar la situación financiera de la Seguridad Social y acordar una serie de reformas para garantizar la viabilidad del sistema público de pensiones. Sus miembros trabajan a contrarreloj para tratar de cerrar este miércoles —en su próxima reunión— un punto tan importante como la nueva fórmula de revalorización de las pensiones. Éste es ahora mismo el principal escollo, aunque no el único, ya que todavía no se han abordado otros dos asuntos que también generarán fricciones: el factor de sostenibilidad y las pensiones mínimas, tal y como reconocen fuentes cercanas a la negociación.
Pero primero se trata de poner punto y final a una de las grandes preocupaciones de los ciudadanos: la subida de las pensiones. «No será fácil, tardaremos, pero estamos cada vez más cerca», admite a este periódico la portavoz del PSOE, Mercè Perea, que en un alarde de «optimismo» no descarta que se cierre la recomendación 2 este mismo miércoles. En realidad, esto estaba previsto para el miércoles pasado, cuando desde diferentes partidos mostraron su confianza en poder anunciar un acuerdo, pero no fue posible.
Así, en lugar de mostrar su unidad en torno a un pacto, lo que se manifestó a la salida de dicho encuentro fue una nueva confrontación, en este caso entre Podemos y PSOE, socios de gobierno. Incluso el líder de la formación morada, Pablo Iglesias, amenazó con abandonar el Pacto de Toledo si desde aquí no se emite una recomendación que garantice por ley una subida mínima con el IPC. Y es que si hasta ahora ambos partidos iban de la mano en exigir esto, Podemos abandonó la reunión decepcionado ante un supuesto cambio de postura del PSOE, que estaría ahora dispuesto a aceptar una fórmula que recoja el IPC como elemento «troncal», pero abierto a que en el marco del diálogo social se incluyeran otros elementos como el PIB o los salarios. Esto es lo que defienden PP, Ciudadanos, PDeCAT y PNV, para tratar de contener la subida de las pensiones —principalmente más altas— en los tiempos de bonanza.
«Quise ser conciliadora y me tacharon de tibia», se lamenta Perea, que en esta ocasión quiere dejar claro que el PSOE está «con el IPC como mínimo y siempre», es decir, bajo cualquier circunstancia económica, ya que consideran que es la única vía de garantizar el poder adquisitivo de los jubilados. La diputada catalana pide un poco de «prudencia» y explica que llegar al IPC «nos ha costado dos años», ya que no ha sido «fácil» cambiar de posición a PP y Ciudadanos. «Hay que ir poco a poco, porque venimos de donde venimos», precisa. Ahora están trabajando en una nueva redacción que presentarán este miércoles, cuando se espera por fin cerrar este debate.