REPORTAJE
Juan de Mariana: matar al rey
Se cumplen cuatro siglos de la muerte de Juan de Mariana, el pensador español que ‘inventó’ el liberalismo, combatió desde proposiciones filosóficas la tiranía, se convirtió en el modelo del emblema de Francia, Marianne, y generó el argumentario para la independencia de las treces colonias. Y todo, gracias a León
Este año se celebra el cuarto centenario de la muerte de un pensador español que ha pasado a la historia, entre otras cosas, por ser el defensor del tiranicidio. Nacido en Talavera en el año 1536, era hijo natural de un deán de la colegiata, circunstancia que le supuso numerosas mofas que atendió con sereno estoicismo, incluso le llevó a definirse como infimae condicionis homo. Estudió Artes y Teología en Alcalá de Henares y profesó en 1554 en Simancas. Acabó su formación en Roma, ciudad en la que adquiere fama como profesor desde muy joven. Posteriormente sería profesor en Palermo y en París. Por razones de salud abandona la cátedra parisina y en 1574 regresa a Toledo. Allí, retirado en una modestísima celda, redacta y edita sus obras, al tiempo que recibe y atiende encargos para informar acerca de posibles errores o heterodoxias de otras publicaciones. Esta actividad le llevó a realizar crítica literaria y teológica, así como exégesis bíblica o informes censores. En Toledo trabó amistad con García Loaysa, su discípulo y protector, toda vez que el futuro arzobispo de Toledo era preceptor de Felipe III, siendo príncipe. Uno de los encargos destacados fue la dirección de la edición de las obras de san Isidoro, de la que destacan sus notas comentadas. Así, tomará abundantes referencias de las obras isidorianas, Etimologías e Historia de godos, vándalos y suevos, para redactar la monumental Historia de rebus Hispaniae, 30 volúmenes, que aparece escrita en latín en 1592. Esta obra, por temor a las tergiversaciones, la traduce y edita en castellano bajo el título Historia General de España y abarca desde los orígenes hasta la muerte de Fernando el Católico.
Auténtico polímata y políglota, destaca como teólogo, historiador, economista, moralista, exégeta, predicador y consultor de la Inquisición y censor. De «severo moralista, defensor de la libertad, voz firme e intrépida, que no tiembla ante los poderosos», lo califica Jaime Balmes. La Historia de España es una historia vibrante contra la tiranía y a favor de la libertad, la defensa de la soberanía del pueblo, de la libre concurrencia, de la separación de poderes y de la independencia judicial más la rebelión contra tiranos. Para defender sus tesis recurre a la historia. Con carácter sentencioso y aires conceptistas asume la idea ciceroniana de la Historia como maestra de la vida; así, se impone conocer el pasado, un arsenal de soluciones, para afrontar el presente.
Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos, recomienda, cuando se inician los planteamientos de rebelión contra la corona inglesa, leer al padre Mariana y su obra se traduce al inglés en 1649
Justo el momento que anuncia el declive del imperio hispano y abundan las refriegas religiosas, Mariana busca ejemplos con voluntad de regenerar la situación política. A la vez que defiende la propiedad privada, expone la teoría del beatus ille, un periodo de felicidad en el estado primitivo donde la propiedad era colectiva; un planteamiento con el que antecede a J.J. Rousseau. Esta defensa hace que Joaquín Costa lo incorpore dentro de los precursores del colectivismo. Asimismo, defiende la necesidad de desarrollos económicos fisiócratas, el Estado ha de intervenir frente a tierras incultas o mal laboreadas y entregarlas a los buenos agricultores. Estos planteamientos y desarrollos se inician y desarrollan en la Universidad leonesa en Salamanca, —así denomino toda vez que fue creada por el rey privativo leonés, Alfonso IX, en 1218—. El economista y premio Nobel, Friedrich Hayek, afirma que fue en Salamanca donde se pone en valor un nuevo orden: el económico. Hasta la fecha los estudios sobre esta materia solo consideraban dos órdenes, el físico y el jurídico. El orden físico es objetivo e invariable; mientras que las leyes, en el jurídico, se van concediendo y atestiguando. El orden jurídico es variable y de obligado cumplimiento, incluso se pueden incumplir pero no por ello se derogan sus leyes. Es un orden deliberado. El económico lo regulan las formas de la vida cotidiana, las relaciones multitudinarias. Es un orden fruto de la acción humana, —también lo es el jurídico—, pero el jurídico es deliberado y el económico, por ejemplo el comercio libre, no es deliberado, sino fruto de la dinámica cotidiana y de modo natural, luego también diferente al físico. Con este planteamiento, por fin se reconocen las tesis económicas de la Universidad salmantina, la economía de mercado, y anteceden a las de los fisiócratas e incluso a Adam Smith. Actualmente ya no se discute que el origen del liberalismo se halla en el pensamiento económico hispano, sobre todo en los pensadores salmantinos. El propio Hayek afirma: «El origen del liberalismo económico no fue diseñado por los calvinistas ingleses sino por los jesuitas españoles». Esta y otras ocultaciones han sido frecuentes en cierta literatura internacional, lentamente corregida, respecto de su origen en la citada Universidad, caso del derecho internacional o «derecho de gentes», cuyo padre, ya reconocido, es Francisco de Vitoria. El Padre Mariana, no obstante, no estuvo en Salamanca, ni estudio ni ejerció la docencia ni recibió discipulazgo. Raramente cita a los maestros salmantinos y más bien a los clásicos, a san Isidoro y la patrística. Esto viene a explicar que durante los siglos XVI Y XVII el legado salmantino se ha incorporado y convertido en hispano. Un legado único a vindicar y defender frente a malos entendidos y contra las leyendas negras sostenidas.
La obra del padre Mariana se difunde por toda Europa. Incluso nomina la personificada figura alegórica femenina de la libertad, Marianne, de la república francesa
Desde el orden económico, además, denuncia la alteración de la moneda y la acumulación de riquezas en pocas manos, también la imposición de impuestos sin consentimiento por el pueblo y los califica de apropiación indebida. Utilizando una terminología actual, mas inexistente en la época, declara la gravedad de una economía inflacionista. Es partidario del equilibrio presupuestario y defiende la existencia de una moneda sana, de una economía más vinculada a la ética que a los rendimientos económicos. Aconseja a los gobernantes no incurrir en gastos superfluos y a no promover privilegios y mercedes inmerecidas e innecesarias, a equilibrar el presupuesto, pues se ha de gastar con orden y moderación. Combate el gasto desordenado y defiende la libre competencia.
El legado de Mariana destaca en el orden político. Así, lo significativo y afamado de su pensamiento es la defensa, llegado el caso, de destronar y derrocar al monarca, incluso eliminarlo. Es un referente de la teoría del tiranicio; mas, siendo partidario de la paz y contra toda guerra injusta, defiende el derecho a la rebelión. Define al tirano como «monstruo con vicios» y los cita: lujuria, avaricia, crueldad, engaño, intriga, fuerza excesiva, sembrador de discordia, creador de impuestos agobiantes y guerras intestinas. Se dice que en esta descripción piensa en Carlos I; de ahí que justifique la rebelión comunera dado que se violó toda la legislación existente y la tradición. Por lo tanto, es de suponer que, dado a lo anteriormente expuesto, Mariana recogiera los planteamientos comuneros explicitados en la Ley Perpetua. Un corpus jurídico considerado por algunos como un modelo preconstitucional al servicio de la valorada como primera revolución liberal del mundo moderno: el movimiento comunero contra un modelo tiránico. Frente a este modelo propone la superioridad de la ley y la prevalencia de los jueces.
De estas ideas políticas emana su prestigio e influencia. La obra del padre Mariana se difunde por toda Europa. Incluso nomina la personificada figura alegórica femenina de la libertad, Marianne, de la república francesa. Su pensamiento influye en los revolucionarios y en la lucha contra la monarquía absoluta hasta tal punto que la aristocracia conservadora denomina despectivamente marianos a estos revolucionarios representantes del pueblo. De rege et regis intitutione, libro considerado subversivo, audaz y provocador, pedagógico y doctrinal, destinado al buen gobierno narra el asesinato de Enrique III por el dominico Jacobo Clemente en 1589. Mariana no intenta hacer un estudio histórico sino que lo recoge como ejemplo de mal gobierno. Define la acción del dominico como «digna de elogio», de «admirable valor de ánimo, memorable hazaña». Tras el relato del atentado se pregunta si es lícito matar al tirano. Basado en Aristóteles no contesta pero deja la idea dirigida afirmativamente. Defiende que el príncipe no puede quedar impune de sus criminales proyectos: «Aunque ungido y sagrado puede ser despojado, si deriva en tirano, si el rey atropella a la república, se entrega al robo de las fortunas públicas y privada, y vulnera y desprecia las leyes públicas y la sacrosanta religión; si su soberbia, su arrogancia y su impiedad llegan hasta insultar a la divinidad misma, entonces no se le debe disimular de ningún modo». Quienes menosprecian las leyes y la religión del reino y desafían con su arrogancia y su impiedad al propio cielo». Así pues, no trata de hacer un estudio sobre el tiranicidio; sencillamente las circunstancias propiciaron y expandieron la idea y dieron fama a su autor No obstante, los detractores lo acusan de legitimar el tiranicidio y su doctrina la relacionan con el posterior asesinato de Enrique IV (1610) por François Ravaillac, si bien este declaró en el juicio no conocer ni autor ni el libro. Desde Francia acusan, no obstante, las ideas de Mariana por inducir al asesino. El Parlamento francés condena sus obras y enseñanzas subversivas, se prohíbe la obra y los ejemplares logrados se queman en la plaza. El tratado sirvió para contravenir el maquiavelismo y la nueva teoría moderna de la raggione di stato, considerada como amoral. Mariana justifica la muerte del rey tirano como guerra justa y expone que es deber del príncipe, en primer lugar, estar, como todo vasallo, subordinado a las leyes de la república. En cuanto a la educación del príncipe sigue el Enchiridion de Erasmo; texto en el que se fija como máxima actuar con prudencia; de igual modo. Mariana fundamenta su doctrina en la tradición aristotélico-tomista, tesisrecogida en Salamanca, donde se defiende que la sociedad es anterior al poder político: Dios, creador de todo, entrega el poder a la sociedad directamente y esta lo deposita en el soberano. Este planteamiento se sostiene ya en la tradición legislativa leonesaexpresado en el Fuero Juzgo: reges jura faciunt, non persona; es decir, el rey no se debe así mismo, sino al pueblo que le confía el poder para gobernarlo y defenderlo; por el contrario en Europa predominaba la entrega del poder directamente de Dios al soberano y este lo ejerce sobre el pueblo sin necesidad de dar cuentas; de este modo, se llega al absolutismo y a la máxima declaración del rey francés Luis XIX: «El Estado soy yo».
La influencia de Mariana alcanza a la América anglosajona. Thomas Jefferson, tercer presidente, recomienda, cuando se inician los planteamientos de rebelión contra la corona inglesa, leer al padre Mariana
La influencia de Mariana alcanza a la América anglosajona. Thomas Jefferson, tercer presidente, recomienda, cuando se inician los planteamientos de rebelión contra la corona inglesa, leer al padre Mariana. Su obra traducida al inglés en 1649 se halla tanto en el archivo de Jefferson, como de James Madison, cuarto presidente, y de John Adams, segundo. Por lo tanto, conocen la obra del padre Mariana, sin olvidar la legislación medieval leonesa (fueros y curiales), que sirvieron, pues, de alimento intelectual a «los padres de la nación norteamericana» para legitimarse, para crear un marco legal y en la elaboración de la Constitución destinada a las Trece colonias. De igual modo, Mariana fue citado por John Locke en su teoría acerca de la formación de caballeros. El pensamiento político del padre Mariana parte de una tradición clásica y medieval que ya se explicita en el Fuero Juzgo y se mantiene en el viejo Reino de León, al punto que esta obra visigoda ha pasado a denominarse El libro leonés, toda vez que se conservan más ediciones en la lengua romance que en latín y se manifestó secularmente en abundantes fueros desde 1017, cartas puebla, ordenanzas, curiales y decretas. Un derecho que se consolida por evolución, por suma de voluntades, como defiende Mariana; mas no por decisión de una sola cabeza y en un momento, como critica Mariana, en el que se implanta el modelo absolutista con los Austrias. Por lo tanto, en el solar ibérico, concretamente en el leonés medieval, perviven durante siglos planteamientos alejados del modelo absolutista que se desarrollan en Europa desde los inicios de la Edad Moderna. En la universidad leonesa, ubicada en Salamanca, los insignes profesores Vitoria, Suárez, Soto, Bañez, Molina, etc., tanto en el orden político como económico y jurídico desarrollan tales planteamientos recogidos en la obra de Mariana. Se trata de un acervo que se concita en la tradición salmantina y se extiende a las diversas universidades hispanoamericanas gran parte de ellas muy anteriores a las norteamericanas.
En orden económico es relevante el Discurso y tratado de la moneda de vellón. En este tratado aplica la teoría del tiranicidio a la monetaria y combate la práctica, durante el gobierno del duque de Lerma, de suprimir valor, plata, en las monedas. Acto que evalúa como un modo de robar al pueblo, como un impuesto oculto no consentido, ya que defiende que todo impuesto si no cuenta con la aquiescencia del ciudadano es robo. Por causa de este libro y las insidias del duque valido quien propicio los cambios de peso en la moneda más gastos excéntricos y corrupción en el año 1607, Felipe III lo condena un año de cárcel. Así pues, Mariana, ejemplo de rigor y la libertad de criterio es un ejemplo intelectual y sus enseñanzas perviven, basta que el lector gire mirada atenta a su alrededor.