Diario de León

Alfonso García

Cuestión de fechas literarias

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La vitalidad literaria leonesa es incuestionable. Es verdad que la creación pertenece al ámbito privado, personal, sin ninguna otra connotación. De ahí que más que de literatura leonesa uno prefiera hablar de literatura escrita por leoneses. Es cierto que la coincidencia histórica de dos o tres generaciones de extraordinaria cosecha —y razones hay para esperar buenos frutos venideros— constituye hoy uno de nuestro más ricos patrimonios, quizá no aprovechado en su justa medida como variantes de enriquecimiento colectivo o promocional en algunos casos. No hablo de otra cosa más que de la riqueza de la lectura, tan personal igualmente.

En este contexto las fechas pueden jugar un papel notable. Son símbolos que también pueden llenarse de contenidos. Y, claro, de lecturas. Y es que para el nuevo año que se acerca la perspectiva del tiempo alienta el recuerdo conmemorativo del siglo del nacimiento de dos de nuestros notables escritores: Eugenio G. de Nora y Antonio Pereira.

Impulsado por la ejemplar Asociación Cultural Rey Ordoño y como homenaje a su figura y obra, acaba de publicarse Eugenio de Nora. El oficio del cantor, coordinado por Tomás Álvarez y Lalo Fernández y las colaboraciones de Rogelio Blanco, J. L. Puerto, J. Enrique Martínez, Eloy Terrón, A. Natal y R. Magaz. Además de estos textos aclaratorios y enriquecedores, una antología del escritor cepedano llevará, seguro, a otras lecturas de su obra.

La Fundación Antonio Pereira, por su parte, ha puesto a funcionar múltiples mecanismo con el fin de promover en diversos ámbitos la obra del villafranquino, en el que, sin duda, será un año intenso. Se suma a la celebración la publicación, por parte de Siruela, de Todos los poemas, prologado por J. C. Mestre, y Todos los cuentos, con prólogo de A. Gamoneda. Ambas obras, que aparecerán en noviembre, se convierten en referencia inevitable. El pasado año publicaron una antología de Cuentos, en la colección «Clásicos Modernos» (Anaya), una buena selección de lecturas juveniles.

Hace unos días cumplió años –«ochenta tacos»— el lacianiego Luis Mateo Díez. Y lo celebra con nueva novela, Mis delitos como animal de compañía (Galaxia Gutenberg).

Hay para leer. Añádase, con casi ya treinta años de vida, Escenas de cine mudo, de Julio Llamazares, que acaba de aparecer, en edición de Carmen Valcárcel, en la colección «Letras Hispánicas» (Cátedra), bajo el aura de los clásicos.

Tiempos de buenas cosechas y buenas lecturas.

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