Diario de León

Alfonso García

Geografías de la pela

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Salvo cada vez más escasas excepciones, el teatrillo político nacional tiene actores de baja reputación, segundones desconcertados que dudan cómo y cuándo entrar en escena. Y no se sabe si es mejor o peor que lo hagan. Carentes de espíritu pactista, que tiene como base el diálogo y el análisis, la vara de medir se utiliza para conocer la proyección personal o partidista de las decisiones. Intentan explicar lo inexplicable, hacer creer, sin conseguirlo ya, incluso en asuntos de muy hondo calado, que lo blanco es negro, tan irreal que avergüenza. Más que desnortada, la ciudadanía está enfadada, desafecta, con razón, de esta clase con pocos principios y escasa o nula ‘rentabilidad’, harta de tanta tramoya innecesaria. Deberían meditar nuestros próceres la deriva de esta actitud que ellos provocan de forma permanente e irresponsable, dejando los asuntos importantes en un plano de insignificancia. Juzgan con la sintaxis política del poder que no deja ver el bosque enmarañado y tirano. “¿Se extrañarían si les digo que, desde cierta perspectiva —escribe Xuan Bello en Incierta historia de la verdad—, me importa más mis arbeyos que si se forma gobierno o no?”. Unos y otros jugamos en distintos tableros. Un seguimiento de la prensa desde que se constituyeron Diputaciones, Ayuntamientos, Comunidades Autónomas… arroja, sobre todo, la dificultad, la extrañeza en más de una ocasión, de los pactos. Aunque no de los repartos de sillones y de pelas – qué extrañas alianzas para tales fines—, reparto que, dada la fragmentación política que parece haberse instalado definitivamente, seguirá un movimiento uniformemente acelerado a partir de ahora. Luchas encarnizadas por las exclusivas, las sibilinas aplicaciones de porcentajes de dedicación, la filosofía de las conveniencias salariales con argumentos que no se sostienen, subidas con barra libre en no pocas administraciones, soberbias que pretenden argumentar valías personales estratosféricas que no llegarían al SMI en el mejor de los casos, distanciamientos que suman y siguen en este panorama económico desolador para la mayoría de las familias… ¿A cambio de qué y de qué resultados y responsabilidades? En este país que ha sobredimensionado con muchas creces el número de políticos —¿cuantísimos sobran?— a uno le gustaría saber la precisión del concepto de geografías de la pela. Cuánto costaban y cuánto cuestan, empezando por los más cercanos. Posiblemente las sorpresas se convertirían en escándalo.

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