Diario de León

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Los peajes que nos iba a quitar Zapatero, como prometió en aquel mitin a las puertas de la Presidencia del Gobierno frente al edificio de la estrella de la muerte, nos los van a doblar casi 20 años después sus deudos. Los herederos de aquel socialismo que inventó el concepto del Plan del Oeste —lo que debería habernos dado una pista del engaño porque todo el mundo sabe que el oeste en España estaba en Almería— preparan ahora la conversión de León en una reserva india, como se esfuerza la Junta desde mediados de los 80. La decisión de colocar las telecabinas en los arranques de las autovías se encuadra en la estrategia con la que el Ejecutivo central apuesta por luchar contra la despoblación a fuerza de que se vayan los que quedan. Nada mejor que un fielato a la entrada de las vías de alta capacidad para estimular que los ciudadanos paguen los derechos de consumo, al ritmo que se incrementarán los bienes por el aumento de la factura del transporte. Nada con más ventajas que colocar derecho de pernada, asociado al pago por uso, para que los productores leoneses desistan del esfuerzo de dar salida a los frutos de su trabajo, mientras la distancia con el kilómetro cero de España y sus grandes núcleos se mide en euros de desventaja a la hora de que una empresa valore trasladarse a los suburbios de la civilización. Al final, el centro logístico del noroeste se traduce en una sucesión de cabinas como las que cercenan desde hace décadas el desarrollo unificado de León y Asturias por la senda del Luna.

El anuncio del pago se adoba con el latiguillo publicitario de que toda Europa lo hace y se critica desde el PP con cinismo, después de que, cuando gobernaban, los mismos que enlazan diatribas prepararan el terreno para vender como inevitable lo que ahora ven injusto e innecesario. El desembolso repercute en el contribuyente el coste de lo que ya abonó y por lo que liquida impuestos, más o menos en la misma filosofía con la que los ayuntamientos adornan las calles con plazas de la ORA, pero sobre todo abre una nueva zanja entre las dos Españas: no esas de Machado que ahora quieren resucitar a izquierda y derecha los apóstoles de la nueva política para su propio beneficio, sino las que se abisman a un lado y otro del concepto de repercusión de la fiscalidad por su importancia territorial. Navarra y León. Un, dos, tres, responda otra vez.

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