Diario de León

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La búsqueda de un elemento de identidad colectiva, en la que se han empeñado millones de euros en los últimos años, se resuelve al final por una casualidad. El manzanazo de Newton con el que nos despertamos, el eureka a pleno pulmón desde la bañera de Arquímedes que nos saca desnudos a la calle para pregonar que lo encontramos, lo alienta el descubrimiento del torymus sinensis . El parásito de la avispilla del castaño, promovido para frenar la plaga que amenaza con desandar el camino plantado por los romanos para alimentar a las legiones en su magosto conquistador del noroeste peninsular, nos concede un símbolo al que fiar el desarrollo de León. Cuando parecía que toda esperanza estaba vencida, el insecto concede un ejemplo en el que reflejar la lucha de la provincia para vencer a la plaga que la ha diezmado, después de desmontar sus sectores productivos, bloquear las inversiones estratégicas ideadas para cambiar el modelo y frenar las infraestructuras en las que se debería apoyar el crecimiento económico. Estábamos desahuciados hasta que la naturaleza nos muestra que cada depredador tiene al menos otros tres por encima que amenazan su supervivencia.

La epifanía del torymus sinensis alumbra la semana en la que se anuncia la movilización del «Yo paro por León» el 12 de mayo. La protesta ceba la respuesta de la ciudadanía en la calle frente al exilio económico inducido por las políticas del Gobierno y la Junta, pero también por la falta de defensa de las administraciones provinciales y la subordinación parasitaria de los partidos políticos de aquí para no contravenir las órdenes de sus direcciones superiores. La convocatoria entierra la Mesa por León que se había inventado el PSOE, como ya hiciera en 1991, con la anuencia del PP para intentar acallar las reivindicaciones de autonomía que se multiplicaron por los ayuntamientos y en la sociedad civil como condena al abandono. Las sindicatos leoneses, que entonces hicieron de cereros, intentan desmontar ahora la trampa para cumplir con su responsabilidad hasta las últimas consecuencias, mientras los dirigentes de la Fele amagan con el apoyo pero sin posicionarse en vanguardia del todo para poder seguir en el pesebre de las propinas institucionales. Tanto llamamiento a alzar el rabo y al final la clave van a tenerla las moscas.

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