Diario de León

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La primera exposición, el primer concierto, la primera obra de teatro... la nueva normalidad está llena de estrenos que nos hacen sentir la llamada de la tribu, más allá de los balcones y de los aplausos a nuestra soledad en jaulas de oro durante el confinamiento. La cultura se puso a brotar, afortunadamente, antes de que los brotes del virus, en pleno agosto, nos hicieran volver la vista atrás con preocupación. Y nos invita a mirar hacia adelante con bravura y humildad.

La primera exposición. Amancio, de nuevo en la galería Ármaga, bordando el mundo clásico con hierro. Todo presente tiene un pasado. Se trata de un homenaje a su maestro, Alejandro Vargas, realizado con cientos de piezas de acero corrugado que habitualmente se sumergen en espesos caldos de hormigón para sostener los forjados. Un puzle ensartado a fuego nos muestra la fortaleza de la fragilidad. Amancio y Ana Campos protagonizan un encuentro entre el hierro y el hilo, una fusión de dibujo y bordado en perfecta armonía en este inquietante tiempo en que todo se tambalea.

El primer concierto. En el patio del IES Juan del Enzina con Mercedes Peón en el ciclo de Clásicas Contemporánea, con las ganas de bailar amarradas a una silla. Pronto la mascarilla dejará de ser novedad. Nos habremos acostumbrado. Pero no podré resignarme a no bailar cuando la música invita a danzar con la Luna.

La primera vez en retomar el contacto con la tribu después del confinamiento ha sido una experiencia positiva o ha primado el miedo?

Primera obra de teatro. El maravilloso mundo de las otras crisis, una propuesta anterios al Covid de la pareja Las Pituister, de Burgos, dentro del programa dedicado a las creadoras. Para reírse y mucho en este tiempo que se antoja triste como un cielo plomizo.

Emocionante fue compartir, en el corral de Anuncia, de Urones de Castroponce, en Valladolid, la vuelta a las tablas de las dos actrices que asumen todos los papeles de ‘La casa de Bernarda Alba en Bernarda Alba sugar free, la visión lorquiana de los encierros de las mujeres en el estereotipo de género y el mandato patriarcal. Y un auténtico lujo disfrutar de Los talentos perdidos de la República en el auditorio del castillo de Coyanza descubriendo a la soprano Adriana Viñuela, la actriz Nuria Castaño y la pianista Elisa Rapado, que nos redescubrieron en las Noches del Castillo a María Rodrigo y Federico García Lorca, a Antonio José y Amparo Barayón.

Cultura del pueblo para el pueblo en un verano en el que la realidad se borda con hierro pero sentimos su fragilidad cada amanecer. Un tiempo en el que tejemos con finos hilos la tan necesaria fortaleza. Un momento en el que la clase política que se autoproclama constitucional teje extrañas alianzas para proteger a un rey que huye para no rendir cuentas al pueblo y para dejar a buen recaudo los 140.000 millones de euros con los que Europa regará a España. Lo que no fue capaz de lograr el coronavirus, lo consigue la Corona y todo lo que representa.

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