Diario de León

Hijos e hijas de la vida

CANTO RODADO | En mi casa no es que hubiera muchos libros, apenas recuerdo una enciclopedia y un tomo de cuentos que mi padre nos leía alrededor de la mesa camilla. Pero con el tiempo fueron entrando muchos libros en casa

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Tus hijos no son tus hijos. Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos. Pues ellos tienen sus propios pensamientos».

El poema de Khalil Gibran lo leí por primera vez en un libro que anduvo rodando en casa. Seguramente había llegado allí de la mano de mi hermana mayor o quizás de mi madre, que era lectora de El Promotor y otras cosas sencillas, como el periódico. Yo devoraba todo lo que caía en mis manos, muchas veces sin entender, otras por no dejar de jugar ni a la hora del desayuno.

Así que lo mismo me metía con El lobo estepario de Herman Hesse que con las etiquetas del Cola Cao o los folletines del oeste de Marcial Lafuente Estefanía, que no sé cómo llegaron a mis manos, quizá porque no podía con las fotonovelas y en verano iba más al kiosko que a la biblioteca del colegio, pues estaba cerrado, y no podía sacar en préstamo uno de Los Cinco de Enid Blyton.

Con el tiempo conocí, por la tele, a Gloria Fuertes, que decía que hacía cuentas en una oficina y cuentos en una redacción. Confieso que entendía mejor sus simpáticos versos —revolucionarios y feministas— que el infierno del catecismo con las almas en pecado mortal.

Prefería mil veces la letanía del rosario con aquellas frases misteriosas, llenas de hermosura: Rosa mística, Torre de David, Torre de marfil, Casa de oro, Arca de la Alianza, Puerta del cielo, Estrella de la mañana... Esta era la que más me gustaba: Estrella de la mañana. Luego vino Kavafis y el Viaje a Ítaca...

Hoy día, sabemos que los niños y las niñas tienen acceso a la pornografía desde los nueve años a través de los móviles, su universo extraescolar está repleto de audiovisuales violentos... y el debate nacional es una ley de Murcia que quiere impedir que los niños y las niñas de esta Comunidad asistan a actividades escolares como un taller de reciclado del que se ha privado a seis menores.

El pin parental o censura previa en las escuelas públicas para evitar que los hijos e hijas de estas familias agitadas por la ultraderecha sepan de derechos humanos, cambio climático, educación para la paz e igualdad. Valores consensuados y aceptados internacionalmente por los países civilizados. Sin olvidar que en los coles se han popularizado exhibiciones del Ejército, la Policía, la Guardia Civil y se imparten lecciones del buen contribuyente.

Pero, claro, otra cosa es hablar de feminismo y humanismo. Palabras peligrosas donde las haya. El miedo a la libertad, el libro de Eric Fromm que tuve en mis manos antes de saber que Freud había existido y de atisbar la cura del psicoanálisis, es un buen título para este episodio nacional lamentable que escribe la derecha ultramontana a trío.

Lo retrata muy bien la película La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda, basada en el libro de Manuel Rivas: «¡Nos vamos!», dice un padre airado tirando de la mano de su hijo tras escuchar al maestro la parábola del ánade que volverá a su tierra para las nupcias, aunque le corten las alas y su enseñanza: «...Si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España ya nadie les podrá arrancar la libertad... Nadie les podrá arrebatar ese tesoro».

Difícil. Pero quienes nos educamos a caballo entre el ocaso de la dictadura y el nacimiento de la democracia aún confiamos en que esto pueda suceder. Entonces, hablaremos de lo importante. De lo que vale la vida de un trabajador, de por qué una mujer es asesinada por ser mujer o de las cuencas a las que les arrancaron los mineros de cuajo y con malos modos y ahora les niegan el pan y la sal desde Europa porque ya no hay minas ni mineros.

No, nuestras criaturas, no nos pertenecen. Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellos / viven en la casa del mañana, que no puedes visitar / ni siquiera en sueños.

A propósito de mineros, de hijos, de luchas y libertad, recomiendo la película de Billy Elliot. Hace ya muchos años la pusimos en el cine forum del 8 de marzo que organizaba la Ampa del colegio La Palomera. Ahora triunfa el musical protagonizado por un leonés. No me lo pierdo.

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