Diario de León

León al habla, y ¿el Bierzo?

Durante la II Guerra Mundial se hizo popular la expresión ‘London calling’ —Londres al habla— en las emisiones radiofónicas. The Clash hizo una canción con este título en 1979... Dicen que por supervivencia.

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La canción London calling, de The Clash, acompaña una escena trepidante de la película Billy Elliot. Los antidisturbios realizan una persecución espectacular de un joven minero, el hermano de Billy, en el contexto de la huelga minera de 1984-1985.

En la película, ahora exitoso musical protagonizado por un niño leonés, Billy consigue su sueño de convertirse en bailarín. Su coraje doblega el ambiente machista hostil. Pero los mineros perdieron el pulso frente a Margaret Thatcher y el camino del neoliberalismo quedó allanado. Treinta y cinco años después de aquella histórica huelga, que dejó tocado el sindicalismo y sobre todo el estado del bienestar, Gran Bretaña ha dado un portazo a la Unión Europea. Muchas personas que votaron a favor del Brexit viven en las ciudades más castigadas por la crisis económica. Londres y Escocia lloraban la despedida de Europa. Y algún humorista sintetizó el momento como un cambio de ‘patrón’: de Bruselas a Trump.

La canción que abre aquel album de The Clash, de 1979, se inspira en el accidente de un reactor nuclear de Three Mile Island en Pennsylvania en marzo de aquel año. Las letras de Strummer también hablaban sobre el aumento del desempleo, conflictos raciales y el abuso de drogas en Gran Bretaña.

RAMIRO (FOTOGRAFÍA) / JOSÉ ALBERTO CALVO (TRATAMIENTO DE IMAGEN)

León, la capital del viejo reino, le ha disputado a Londres el título de Cuna del Parlamentarismo. Y se lo ganó. El escritor Juan Pedro Aparicio, al frente del Instituto Cervantes durante el Gobierno Zapatero en la capital británica, aprovechó su estancia para indagar en la historia mientras Rogelio Blanco, flamante Leonés del Año 2020, preparaba los argumentos de los Decreta para la Unesco. Es la crisis económica y demográfica la que impulsa el Lexit.

Se juntan aquí la añoranza de una Comunidad uniprovincial, triprovincial o biprovincial que no se dejó ser en 1983, con las frustraciones que ha generado una Comunidad de nueve provincias y un solo eje de desarrollo en sus políticas. Unos gobiernos que dilapidaron los fondos Miner mientras borraban de la nomenclatura administrativa la minería.

Los gobiernos de Madrid, por su parte, no hicieron frente a las exigencias de Bruselas de cerrar las minas de carbón deprisa y corriendo. Y los empresarios amasaron ayudas para meterlas en un pozo sin fondo y sin control. Los mineros fueron a la calle y las cuencas quedaron desoladas. En 2012, cuando la minería leonesa, junto con Asturias y Aragón, dio la última gran batalla del carbón los antidisturbios se metían en las cocinas de Ciñera apaleando mineros como en la la persecución del hermano de Billy Elliot.

León, la capital de la provincia, y Ponferrada, la capital del Bierzo, crecieron al calor del carbón e inflaron su burbuja con las rentas e hipotecas de los pueblos. Más allá de la rivalidad deportiva, que siempre es un aliciente, viven su declive en soledad y sin mirarse a la cara.

La llegada al Palacio de los Guzmanes de un berciano es la ocasión para tender puentes necesarios entre el Bierzo y el resto de León. La Diputación es la institución más respetada de la provincia y la que, al fin y al cabo, alimenta el Consejo Comarcal del Bierzo con el programa estrella del Banco de Tierras. La Junta nunca ha creido en la comarca del Bierzo, ni en las otras 44 que integran la Región Leonesa. Se ha cultivado la rivalidad y la insolidaridad, como nos ha mostrado el desgraciado incendio en Valderaduey.

Las campanas secesionistas de la capital del viejo reino no frenarán el pedrisco que nos asola si León y el Bierzo no se unen. La provincia, si es que existe, se ha de rearmar de ánimos y con una economía ajustada a sus recursos naturales, históricos y culturales y al potencial tecnológico, biomédico y logístico.

Hay que instaurar otro equilibrio territorial, sí. Clamamos por la autovía a Valladolid y por 15 minutos en Ave a Madrid y nos olvidamos de la maltrecha vía a Ponferrada y el caro peaje que agrandan las barreras. Un nuevo equilibrio pasa por la participación de las mujeres en su construcción. La delegada del Gobierno en Castilla y León, Mercedes Martín, ha traído a León a las cúpulas sindicales de la Comunidad. Pero se echan en falta mujeres, señores.

 

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