Diario de León

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Podría dejar caer por aquí —otra vez— lo que pienso sobre la política y el Gobierno pero, sinceramente, no me lleva a ningún sitio productivo. Confieso que se me pasó por la cabeza y lo medité unos instantes antes de descartarlo definitivamente. Más que nada porque ya he abordado el asunto en varias ocasiones y, aunque la actualidad no para y lo que uno dijo ayer caduca al día siguiente —así son los políticos— y eso genera mucho de lo que hablar, también es cierto que mi pensamiento no ha cambiado. Sigo pensando lo mismo: que esto es una pena y que la imagen que dan es desoladora. Así que es mejor poner el foco en cosas positivas, que las hay. Se lo prometo.

Una de ellas transcurre en La Cabrera. En este rincón de la provincia libre de covid viven al margen de las prisas y los virus. Tanto, que hay quienes han decidido quedarse ahí hasta que la tormenta amaine. Son residentes temporales que, de momento se quedan. Una buena noticia para el mundo rural.

También el maldito virus ha conseguido que algunas escuelas rurales hayan resurgido. Ya ven, dos de las cosas buenas que nos ha traído esta pandemia. Algunos han decidido que no se van del pueblo y han matriculado a sus hijos en el colegio, con lo que algunos han vuelto a la vida después de caer en el abandono más absoluto. Doble tanto para el mundo rural.

¿Quieren otra buena noticia? Pues en el Alto Sil, una zona de la provincia de impresionante belleza según me han dejado bien claro gentes de la zona, un grupo de jóvenes han elegido agarrarse al campo como alternativa de futuro. Seguramente no será fácil porque algo hemos escuchado todos de la dureza del trabajo agropecuario, pero es una decisión valiente y dicen que el mundo es de ellos. Son decisiones que contribuyen a asentar población en territorios denostados hoy en día. Un soplo de aire fresco en tiempos de covid. Y hay hasta quien habla de recuperar la ilusión en este año de mierda. Que todavía hay tiempo, dicen. De hecho, ha salido una vacuna y las bolsas se han disparado. Lo llaman ‘rebrotes verdes’. Yo, sinceramente, no sé muy bien a qué se refieren con eso de la ‘ansiada nueva normalidad’ porque lo normal hace tiempo que dejó de serlo. Pero está bien tener ilusión. Y mantenerla. Porque todos los días pasan cosas buenas.

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