Diario de León

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Morir por exceso de trabajo. Así dicho suena un poco surrealista, ¿no creen?. Pero está pasando. Lo dice la ONU, que ha publicado un informe en el que asegura que hay nada menos que 745.000 muertes anuales globales por los crecientes problemas cardiovasculares ligados a largas horas de trabajo. Que trabajar más de la cuenta es malo es algo que casi todos sabemos. Un exceso más entre todos los que sufrimos. Este es un mundo de excesos en todos los sentidos. Exceso de trabajo, de emociones, de internet, de números rojos... La OMS y OIT (Organización Internacional del Trabajo) calculan que casi uno de cada diez trabajadores en el mundo (unos 480 millones) tienen que trabajar más de 55 horas semanales. Eso entre las personas adultas, sin contar el horror que padecen niños y niñas obligados a trabajar de sol a sol a cambio de unas pocas y miserables monedas, que es otra cuestión. Esto suele pasar en los países que llamamos ‘pobres’ y que, curiosamente, muchos son ricos en recursos, aunque con una población que vive en la miseria absoluta. Pero el exceso de trabajo se ha agarrado con fuerza también los países ricos. En el lado bueno del mundo no todo es tan reluciente como parece. Resulta que Japón, adalid del mundo moderno y desarrollado, es uno de los que sufren más severamente esta pandemia de muertes por sobrecarga laboral. De hecho, al fenómeno le han puesto hasta un nombre, lo que da buena cuenta de lo común del asunto. Karoshi significa jornadas excesivas, poco descanso o nulas vacaciones, entre otras cosas. Se dice que la epidemia de insomnio cuesta a la economía nipona cerca de 138.000 millones al año. En Japón fallar no está permitido y pese a su buena fama, está claro que algo allí está fallando. Y lo peor de morir así es que casi ni te enteras de lo que te pasa hasta que ya es demasiado tarde, pues dice la ONU que los efectos negativos de los largos horarios en la salud suelen aflorar a los diez años, por lo que las principales víctimas son personas de entre 60 y 80 años que hayan tenido que trabajar así al menos a partir de los 45. A lo mejor este tipo de noticias pueden ser una buena razón para pararse a pensar en las consecuencias de los excesos. Y ya saben que en Japón van un poco adelantados.

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