Maquillaje

La verdad es que tengo una mezcla de sentimientos diversos y extraños desde que me enteré, hace unos días, de que el Gobierno acaba de destinar 20.000 euros a maquillaje y peluquería para sus intervenciones en televisión. Al principio me produjo perplejidad. Procuro darle un tiempo a las informaciones que me llegan del boca a boca. Hay que confirmar, ya saben, porque una noticia no es tal hasta que no se contrasta. Pero, desgraciadamente, el contraste se produjo y, como me habían contado, esa partida de 20.000 euros se destinará a poner ‘guapos’ a nuestros políticos y políticas para que los veamos en su mejor versión (física) e intenten dar el pego de gente seria, responsable y que sabe muy bien lo que tiene entre manos. Con que lo parezca, vale.

No sé por dónde empezar para ponerlos a parir porque, sinceramente, con la situación que tenemos ahora mismo y a la espera de los extraterrestres nos visiten cualquier día de estos —porque ya es lo único que nos queda— me parece un insulto a la inteligencia en general. 

Por supuesto que no es el único gasto absurdo, ridículo y totalmente innecesario de los que hay entre los cargos públicos de las altas esferas. Se me ocurren muchos: los sueldazos vitalicios, los guardaespaldas o los coches oficiales, así sin pensar mucho. Pero es que lo del maquillaje y la peluquería ya es demasiado. Oigan, páguenselo de su bolsillo, como hacemos los demás, que al menos a mí me importa un pimiento si el presidente tiene ojeras, a la ministra no le ha dado tiempo a lavarse el pelo en casa antes del consejo de ministros o si Pablo Iglesias decide cortarse la coleta. Vamos a lo que vamos y no se entretengan con asuntos menores y carentes de importancia, que hay mucho trabajo que hacer y muchos problemas que resolver. Céntrense en lo que han venido a hacer aquí y no se atolondren con gilipolleces. 

Me recuerda una buena amiga que hay muchos videos en Youtube donde te enseñan a maquillarte y peinarte gratis y así esos 20.000 euros podrían sumarse, por ejemplo, a las ayudas a los autónomos o a aplacar la subida de la luz, No es mucho, pero menos es nada. Por lo menos se dedicaría al bien común, no a adecentar la imagen de la clase política que cada vez da más repelús.