Diario de León

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Nunca he entendido lo del papel higiénico. La fiebre por salir del súper cargado con un montón de rollos siempre me ha llamado mucho la atención. Qué curioso el comportamiento humano. Hasta creo que muchos de los que salen bien pertrechados de la tienda no saben muy bien para qué. Dicen que la gente lo hace por imitación y que cuando hay un estado de alarma suele sucede. A mi, sinceramente, no me parece un producto de primera necesidad. Sobre todo porque no se come.

Hace unos días me aventuré a ir al súper. Todo me resultaba surrealista. Nada parece ya igual que antes del coronavirus. Tras un buen rato como perdida me percaté de que la harina es el nuevo papel higiénico. No sé muy bien qué ha pasado, pero ha desaparecido de las estanterías, sobre todo si es integral. Lo mismo pasa con la levadura. Parece que el pan de gasolinera está perdiendo enteros frente al de verdad. Después de años comiendo pan de dudosa calidad ahora está en alza la masa madre, así que no me importa la escasez si es por el bien común.

Ya lo dijo hace unos días la consejera de Sanidad, Verónica Casado: «Conviene ir poco al frigorífico y, si se va, acordarse de que también hay fruta». Me pareció un buen consejo, pero buscando entre los pasillos del súper también me llamó la atención que la sección de libros está cerrada pero la de chuches, abierta. Ninguna de las dos son esenciales en tiempos como estos, pero menos la segunda que la primera. Ahora que hay tiempo para casi todo, conviene no atrofiar la mente y leer puede ser una buena alternativa al aburrimiento y una opción frente a la televisión. Dicen que en muchas casas, la pequeña pantalla se ve —en condiciones normales— entre 35 y 45 horas semanales, lo que dedica alguna gente a trabajar y muchos niños al colegio. Supongo que no tiene nada de malo, pero hay vida más allá. Leer es una de las mejores formas de ampliar la mente. Dice el escritor Stephen R. Covey que conviene acostumbrarse a leer buena literatura y que «la persona que no lee no es mejor que la persona analfabeta». Yo me lo guardo como consejo y pienso que, quizás, es un buen momento para comenzar a adquirir nuevos hábitos. Pocos momentos tendremos como éste.

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