Diario de León

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Pues resulta que la pandemia ha puesto el contador a cero. El del mundo, digo. ¿Quién nos lo iba a decir hace un año? Nosotros, que vivíamos como si tal cosa pensando que teníamos todo bajo control, como nos gusta tener las cosas. No aprendemos. Pensamos más en nuestra jubilación que en el hoy. Así somos los seres humanos por lo general, siempre pendientes del pasado o del futuro y muy poco conscientes del presente. Y, de repente, paso algo inesperado y pone nuestra vida patas arriba, en total descontrol. Y, sí, parece que toca resetear. Es decir, apagar y encender, para entendernos. Reiniciar el sistema, vamos. Porque si algo ha quedado claro es que muchas cosas no pueden seguir como hasta ahora por la sencilla razón de que no funcionan.

Dicen los expertos en astrología que cuando el mundo no marcha como debería es el universo el que mueve ficha y coloca las cosas en su sitio. Donde tienen que estar. Y así parece que ha sido. No entendimos a tiempo algunos mensajes claros y ahora tenemos que acatar las consecuencias.

Pero volver a empezar no viene mal a veces. Quizás es el momento de pensar en un mundo más consciente. Así en general. Porque el coronavirus llegó hace seis meses para, entre otras cosas, invitarnos a pensar en un cambio a muchos niveles. A lo mejor es el momento de cambiar como sociedad, de ser más conscientes de la necesidad de cuidar el planeta, por ejemplo, de ser más eficientes sin necesidad de pasar tanto tiempo en el trabajo y que ese tiempo de ahorro sea de disfrute -entendido como cada uno quiera- lo que, a su vez, nos ayudaría a trabajar mejor. Que haya otros indicadores del progreso y bienestar de la población y que el desarrollo de los países vaya por un camino más sostenible. Porque cabe la posibilidad de hacer menos, pero mejor. Consciente parece ser la palabra clave. Consumo, negocios, sociedad... Todo. Porque es interesante convertir los problemas como este en oportunidades. De todo hay que aprender, hasta de lo malo. Un cambio de modelo socioeconómico no es fácil, pero eso no quita que sea necesario. Porque el mundo tampoco será igual cuando todo esto pase. Hace falta otra mirada, otra forma de hacer las cosas. Aunque parezca imposible.

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