Diario de León

Creado:

Actualizado:

No es nada nuevo. De hecho, forma parte de nuestras vidas como un acto más del día a día. Algo así como abrocharse el cinturón de seguridad al subirse al coche o ponerse la mano delante de la boca al bostezar. Estoy hablando del ‘scroll’, ese movimiento de arriba hacia abajo (o viceversa) que hacemos con el dedo mientras miramos nuestro teléfono móvil en busca de un momento de distracción de la incesante actividad que nos marca la agenda.

Es casi un acto compulsivo, autómata, como de locos, que muchas veces llevamos a cabo no sabemos muy bien por qué, aunque en el fondo subyazca una imperante necesidad de tomar una bocanada de oxígeno.

Nos han robado la concentración, dicen, aunque en realidad hemos sido nosotros mismos los que nos hemos dejado hacer bajo la excusa de la falsa sensación de paz interna que perseguimos sin apenas darnos cuenta. No hay más culpables.

Es un asunto social. Uno más. Y no tengo claro que la culpa sea de la tecnología, sino de que la hemos permitido adueñarse de nuestras vidas, entregándonos al placer de no sentir nada y llenarnos la cabeza de imágenes y palabras que, aparte de restarnos foco, no nos aportan gran cosa. Si acaso una dosis extra de ansiedad e insatisfacción.

Resulta conmovedor, casi deprimente, ver en la mesa de al lado a alguien acompañado que no presta atención más que a la pantalla que tiene entre las manos, mientras quien está sentado en frente hace tres cuartos de lo mismo. A mí me resulta hasta un poco grosero sentarte en una mesa de un bar o de un restaurante y sacar el móvil para ponerlo sobre la mesa, al estilo de los cowboys del lejano oeste que sacaban sus pistolas para dejar bien claro quién mandaba ahí. Sobre todo porque ya dejas claro de entrada qué es lo importante.

Nos hemos dejado aplastar la mente, anestesiar la necesaria concentración que nos cuesta Dios y ayuda ejercer de manera continua porque de toda la vida ha sido más fácil no hacer que ponerse manos a la obra y hacerse cargo. La degradación cognitiva ha llegado, va en aumento y de nosotros depende de que haya venido para quedarse.

tracking