Diario de León

Creado:

Actualizado:

Tenemos cierta tendencia a seguir al líder. No nos importa en exceso hacia dónde vaya ni por qué, simplemente seguimos su rastro porque no nos planteamos nada más. Es lo que hay que hacer y punto. Digo yo que tras este hecho se esconde una imperiosa necesidad de pertenecer al grupo o, por lo menos, a la mayoría. No salirse de lo establecido, de lo que nos mandan, no cuestionarse para qué ni por qué. Es el poder del rebaño, ya saben. Y de eso se aprovechan.

La sociedad actual tiene una importante carencia de un ingrediente fundamental: el pensamiento crítico. De ahí que no nos planteemos nada, escondiéndonos bajo el cansino ‘es lo que hay’.

Estamos poco acostumbrados a tomar las riendas cuando eso conlleva ir a contracorriente. Complicado cuando buscamos el permiso de los demás para dejarnos en paz y ser como realmente somos. Necesitamos una guía, alguien que nos oriente del camino a seguir cuando se trata de tomar una decisión, que eso cuesta. Así que muchas veces optamos por elegir la opción que ha tomado la mayoría. Es cómodo y nos permite seguir estando dentro del grupo. Lo complicado es lo otro. Salirse, empezar a pensar por qué tomamos ciertas decisiones que nada tiene que ver con lo que pensamos realmente, por qué nos dejamos llevar. Hacer un corte de manga y darse media vuelta. Eso sí que es valiente. ¿Qué más da que no te siga nadie? Lo realmente importante es transitar por un camino que has elegido tú y más todavía si no está atestado de gente. Mejor.

Estos días se suceden los actos electorales a diestro y siniestro. La política nos trae bastante sin cuidado o eso decimos constantemente, sobre todo porque los políticos hace ya tiempo que van a lo suyo y se preocupan poco de las necesidades del rebaño. El caso es que les seguimos, acompañamos sus discursos llenos de promesas vacías, de palabras que no van a ningún sitio. Llenamos de gente los pabellones sin que apenas nos llamen, les acompañamos en su absurda tournée y, queriéndolo o no, les empoderamos. Aunque luego les pongamos a parir, qué más da. Y así pasa con todo. Seguir los pasos del gran grupo, sin pensar ni pararse a observar si las piedras del camino se nos meten en el zapato y nos hacen herida. Que luego nos critican y señalan con el dedo y eso no nos gusta porque nos hace sentir vulnerables. Es a lo que nos han enseñado desde bien pequeños. Y nosotros nos dejamos.

tracking