Diario de León

Creado:

Actualizado:

No me lo digan. Ustedes tampoco tienen tiempo. Lo sé. Conozco el tema porque yo también lo sufro de forma persistente e incómoda. Es otro de los males de este mundo, de esta sociedad o de como quieran llamar a esto que habitamos. No llegamos a todo. Más que nada porque eso que entendemos como ‘todo’ es absolutamente inabarcable. No insistan, a este ritmo nunca van a tener vacía la lista de quehaceres pendientes. Y la sensación seguirá siendo la misma. Estamos enfermos de prisa y, claro, una vez metidos en harina y embadurnados a más no poder cuesta mucho salir del bucle. No son pocos los que van a la consulta del médico en busca de una solución a su cansancio crónico, pero tendríamos que coger papel y boli antes y hacer una lista de todas las cosas que llevamos a cabo en un día cualquiera. Normal no poder con la risa.

Aunque quizás es usted un superhéroe —que los hay— y puede que no doblegue el lomo y consiga sobrevivir al día a día, pero eso no hará que el flujo constante de tareas disminuya. Una vez más, seguirá teniendo la misma sensación.

Nos guste o no, el día tiene 24 horas. Nada más. Pero si tuviese el doble también nos resultaría poco. El tiempo no es el problema. El problema es la gestión que hacemos del mismo. Nos han acostumbrado, y lo llevamos grabado a fuego, que hay que ser productivos y que, de lo contrario, no somos merecedores de lo que sea.

No sería mala idea fijarnos como objetivo ser ricos en tiempo. Porque la clave no es cumplir ese objetivo imposible de llegar a todo, sino llegar a menos y hacerlo mejor. ¿Qué les parece? Lo que pasa que, claro, primero hay que descorrer el tupido y pesado velo de que más es mejor y que el hacer mucho nos da valor.

El asunto va mucho más allá de comprarse una agenda en la que apuntar todo lo pendiente, poner post-it en el frigorífico o hacer un curso que nos desvele la clave para dar carpetazo a tanto por hacer. Y quizás les ayude. Pero el quid de la cuestión va mucho más allá y reside en capas profundas de nosotros mismos. Empecemos por preguntarnos si realmente queremos hacer tanto a cambio de tan poco o si merece la pena hacer menos pero mejor

tracking