Diario de León

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Algo va a tener que cambiar. Y rápido. Resulta que los jóvenes están hasta el moño de trabajar. No me extraña porque, al menos ellos, lo tienen claro: uno no vive para eso. O no debería hacerlo. Eso es un pensamiento moderno y con visión de futuro y no es algo puntual, sino un movimiento que se expande por el mundo a buena velocidad. Así que conviene cambiar nuestras ideas por unas nuevas porque ahí está el progreso. Y que a los jóvenes no les atraiga lo más mínimo el mercado laboral tal y como está concebido hoy en día nos deja un mensaje importante: hay que ponerse manos a la obra. 

Al menos a mí este cambio de tendencia no me sorprende porque, como ocurre en otros muchos ámbitos como la educación o la sanidad, algo huele a rancio en el mercado laboral. Primero porque hay un difícil encaje entre lo que las empresas ofrecen y lo que los jóvenes buscan, al margen de los sueldos lamentables, que eso es otra cuestión. Y segundo, porque  no ha habido un cambio que lo haya acomodado a las necesidades reales. A las de todos, no sólo a las de una parte. 

Las generaciones que vienen lo hacen pisando fuerte y tienen las ideas más claras que las nuestras: hay líneas rojas que no se traspasan, como el tiempo libre, los intereses individuales o la vida familiar. Ellos no están tan anclados a los pensamientos limitantes que nos persiguen a generaciones anteriores, a quienes nos grabaron a fuego lo que estaba bien y lo que no y nos marcaron cuál era el camino a seguir. 

Los jóvenes de ahora son más libres y aunque a veces les etiquetemos en exceso, lo cierto es que van más rápido. En casi todo, porque también tienen claro que prefieren estar en el paro a sacrificar su felicidad por cualquier empleo y que pasan de esa idea de ajetreo como virtud. No quieren hacer tantas cosas y se bajan de la absurda rueda de hámster global. La ‘tumbomanía’ es un nuevo concepto que va ganando adeptos. Vivir tumbado no les parece algo malo. Y, oigan, que la cultura del esfuerzo es necesaria, pero no hay que irse al otro extremo, que nosotros nos hemos pasado haciendo y también haciendo como que hacemos. Perdiendo el tiempo, vamos. Un tiempo que podríamos haber pasado tumbados a la bartola, que eso también es salud y que es lo que reivindican los que vienen detrás. Dejen paso, por favor.

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