Diario de León

Félix, aquellas Adidas Valencia jugaban solas

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Sin haber estudiado filosofía, Félix Llamazares era filósofo. Del balón y de la vida. Yo lo recuerdo siendo un crío y acompañado por mi madre María, en su tienda de Deportes Félix que el legendario futbolista regentaba. Por fin la había medio convencido para comprar mis primeras botas de fútbol. Entramos en su establecimiento y enseguida nos atendió con su voz seria que acongojaba, por no emplear otra palabra más soez. Inmediatamente me di cuenta de que iba a ser mi mejor aliado para llevarme las botas de fútbol ya calzadas a casa. Mi buena María le quiso vender el dos por uno de que era mejor calzado para mí y a esa edad infantil unas zapatillas que ese trasto, que ella llamaba, con incómodos tacos por debajo. ‘No señora’, respondió Félix. ‘Está equivocada’, insistió. ‘Ya tiene edad y no se preocupe, que las botas endurecen los pies a los chavales’, girando su rostro hacia mí con una sonrisa cómplice. Y remató Félix al estilo de las fotos que tenía en su establecimiento de la República Argentina y sigue manteniendo ahora en la Avenida Padre Isla: ‘Le recomiendo que lleve estas Adidas Valencia, que además juegan solas’. Dicho y hecho. Mis primeras botas y lección de vida de un ilustre del balón que jamás olvidaré.

León admira y ha respetado siempre a Félix Llamazares por dos razones. La primera porque era un gran futbolista, querido y adorado por una afición que por entonces vivía el fútbol con un entusiasmo que hace demasiado tiempo no se vive en León. Y segunda, y todavía más importante, porque su calidad como persona superaba a la de jugador de fútbol. Yo me consideraba amigo suyo. Lo admiraba por su manera de ser y de actuar. Recuerdo su visita cada domingo a la cabina del Diario de León en el Reino junto a un amigo común, Lamberto Enrique Martín, socio número uno de la Cultural. Además, siempre le agradeceré venderme las Adidas Valencia que jugaban solas. Doy fe.

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