Diario de León

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Idiakez fue jugador antes que entrenador. Y de los buenos. Sabe lo que se cuece en un vestuario. Lo que quizás no conoce y tampoco se lo ha contado nadie es que la Cultural es una plaza difícil. Y con Llamazares, con la gorra de plato que le ha prestado Aspire, más. Va a lo suyo. La gente ya me entiende. El error de Idiakez de disparar a los jugadores tras la derrota frente al Burgos le va pasar factura antes o después, salvo que el ascenso a Segunda División, no a la Pro, se haga realidad. Y aún así... Ya se verá. Llamazares acabó ‘a tiros’ con Cembranos, Ferrando, De la Barrera, Cea y David Cabello. Sólo se libró Aira. Y porque tiene un representante muy familiar. Idiakez se desdijo cuarenta y ocho horas después al asegurar que está orgulloso de sus jugadores y que no duda de nadie de su lucha por la camiseta y por el escudo. El retrato de Idiakez, con victoria incluida ante el Numancia, está colgado. Llamazares ni perdona ni olvida, según su interés. Los jugadores, que no Idiakez, han encontrado el camino para salir del laberinto en el que el entrenador se había metido. Antes o después, más antes que después, Oriol Riera, el amigo de Llamazares, desfilará por el Reino. Tiempo al tiempo.

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