Diario de León

Antonio Casado

Ayuso ‘Superstar’

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El paso de la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por los Desayunos de Europa Press, confirmó la potencia de su discurso populista. Nunca mejor dicho lo de populista, al elegir la vía más directa y menos sofisticada de llegar a los votantes.

Además, ha contado con la valiosa colaboración de sus adversarios. Otro populista, Iglesias Turrión, echó una mano redondeando el lema original de la presidenta, que era «Socialismo o libertad» y tenía la pólvora mojada. Ni por lo más remoto podía nadie identificar al socialista Gabilondo con la tiranía. Eso se arregló con la inesperada irrupción de Iglesias en la campaña de Madrid. Y el lema mutó hacia «Comunismo o libertad». Eso ya venía cargado de connotaciones asentadas en la memoria colectiva. Ayuso le debe ese favor al ya exvicepresidente del Gobierno.

«El 4 de mayo los madrileños decidirán si quieren ser de izquierdas o de derechas, si quieren pagar más o menos impuestos, si quieren elegir o no el colegio de sus hijos, si quieren ser libres o subvencionados», dijo Ayuso en Los Desayunos. No se puede ser más simple. En el mercado del voto, simplicidad es eficacia.

No menos simple-eficaz estuvo en sus ataques al adversario perfectamente identificado: el PSOE, como «refugio de golpistas y batasunos» que recurre a las malas artes contra sus adversarios y en sus horas libres se dedica a atacar a Madrid. Esa es la clave. No entenderemos el fenómeno de Ayuso «superstar» si ignoramos que su fuerza se nutre del rechazo que la pareja Iglesias-Sánchez suscita en amplias capas sociales. Supone una movilización extra de los votos indolentes de la derecha y, por otra parte, un cierto voto de castigo a Sánchez-Iglesias que incluso se percibe entre los votantes de izquierdas menos ideologizados.

De todos modos, y por las razones mencionadas, ese vector del análisis nos lleva a desconfiar de las encuestas que vienen cantando una barrida de Ayuso en las urnas. Dicho sea porque el rechazo es más voluble que la adhesión. Y está claro que la anunciada barrida de la actual presidenta madrileña se debería más al mencionado rechazo y menos a la adhesión inquebrantable a un programa o unas siglas.

La entrada del presidente del Gobierno en la precampaña electoral del 4 de mayo, que el pasado fin de semana irrumpió en la escena con el mensaje de que «libertad no es desmadre» (o sea, a la defensiva), es la mejor prueba de convicción del impacto de estos mensajes. De ahí la insistencia de Ayuso en que «el que polariza es Sánchez». Eso dice mientras acusa al Gobierno de ridiculizar el modelo «abierto y liberal» de la Comunidad de Madrid en «el paraíso de la borrachera», cuando puertas afuera se extiende la sensación de que este territorio se ha convertido en «el milagro de España», según los medios de comunicación alemanes.

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