Diario de León

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«Con Feijóo al frente, vamos asumiendo que el futuro depende de nosotros mismos y no de otros proyectos en nuestro mismo espacio ideológico”. La reflexión se escucha en la tramoya del PP. Y es otra muestra del buen estado de ánimo que anida en sus filas. Realmente, todo ha cambiado tan rápido para los de Génova que les hace falta tentarse para ver que es verdad y no una ilusión. De momento, los populares bien pueden decir que están encarando el resto de la legislatura con un liderazgo razonable, realista y creíble. Y eso no es fácil, tal como está la política estos días. Lógicamente, ese clima interno se exterioriza también y permite que los mandatarios populares sean percibidos como una alternativa sólida para gobernar. Las encuestas, incluido el CIS de Tezanos, lo reflejan.

Efectivamente, el momento político es propicio para el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo. Mientras el país está justificadamente alarmado por todos los indicadores económicos, Pedro Sánchez hace aguas y su Consejo de Ministros se deshilacha en un carrusel de emociones fuertes. Literal. La misma bancada socialista transita a diario entre el sobrecogimiento y el ataque de nervios ante una cuenta atrás convertida en una tómbola. Los acontecimientos desembocan siempre en susto, decepción, malestar y enfado. Son los sentimientos que se respiran entre los miembros del grupo mayoritario que apoya al Gobierno. Y ello aunque La Moncloa ponga paños calientes y saque pecho por haber salvado las votaciones de las últimas semanas en el Congreso cuando estaba a punto de sonar la campana.

La crisis del CNI ha sido un baño de realidad. El tablero de alianzas del Gabinete ha saltado por los aires. Los ciudadanos están atónitos. Sánchez ocupa el tiempo en reaccionar a los boquetes que le provocan a diario sus socios parlamentarios, o directamente la parte minoritaria de su coalición. Ya no es capaz de tapar las vías de agua con golpes de propaganda ni maniobras de distracción. Esto es un carajal. El descrédito presidencial es grande. Así que en manos del rocoso Feijóo está aprovechar eficazmente el panorama para dar el salto que le permita afrontar con garantía de triunfo las generales del próximo año. El viento de cola que, a priori, suponen para sus siglas las sucesivas metas intermedias en las urnas, empezando por las andaluzas del 19-J, contribuirán a consolidar el rumbo popular hacia el poder. Se avecinan meses de enorme intensidad política. Hay mucho en juego.

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